El año de las selfies, entre la vanidad y la majestuosidad

Con poses ridículas, tomas desde el espacio y celebridades que no pueden dejar de autofotografiarse, esta técnica en realidad data de mediados del siglo 19. James Franco, el actor de 127 horas, se ha convertido en su férreo defensor.

 

“Es una fotografía tomada por uno mismo, publicada en las redes sociales y que, por lo general, está hecha con un teléfono inteligente o una webcam”. Bajo esta denominación, la palabra selfie fue adoptada de forma oficial por el diccionario Oxford. La noticia le dio entidad propia a esos autoretratos tomados frente al espejo del baño, en una fiesta e incluso desde el espacio.

Los autoretratados suelen ser criticados por su narcisismo en cada una de las selfies. Pero tienen a James Franco como uno de sus férreos defensores. En un artículo publicado en The New York Times, el actor de 127 horas justifica el uso de esta técnica como un recurso válido para darle credibilidad a un perfil en las redes sociales.

“Suelo evitar esas cuentas que no tienen una selfie porque quiero saber con quién estoy en contacto. Las selfies son una buena forma de mirarse a los ojos y decir este soy yo”. Agrega que es la forma más distintiva de diferenciarse de otras publicaciones, sean en textos, videos u otras fotos.

Lo cierto es que, más allá de las justificaciones de Franco, el boom de las selfies creció al calor de las redes sociales y el uso de los teléfonos inteligentes con conexión a Internet. En ese universo compuesto por ignotos usuarios, junto a las celebridades (y no tanto), las autofotos fueron una pose clásica adoptada por jóvenes y adultos por igual.

No obstante, las autofotos y los retratados aficionados a una pose de dudoso gusto como la cara de pato -la pose preferida del personaje interpretado por Ben Stiller en Zoolander- no son una tendencia exclusiva de esta época de dispositivos digitales.

Lejos de los smartphones, iPads y el exhibicionismo de celebridades como Justin Bieber, Beyoncé y Kim Kardashian, fue en el siglo 19 cuando se tomó la primera autofoto con las rudimentarias técnicas fotográficas de la época.

Con un retrato descubierto en el archivo de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, un entusiasta llamado Robert Cornelius pasó a la historia al realizar la primera selfie, en 1839. Su proeza narcisista fue posible gracias a los equipos del local que tenía su familia en Filadelfia, Estados Unidos.

Para cerrar este post, nada mejor que hacer un recorrido por una acotada pero sorprendente selección de autofotos, con tres de los retratos más destacados de 2013: desde la inmensidad del mar hasta el infinito y más allá.

 

Lejos de casa

La curiosa foto de Ferdinand Puentes lo muestra mar adentro, después de un acuatizaje de la aeronave, mientras se dirigía a Hawaii a comienzos de diciembre. Gracias a una cámara GoPro logró capturar un momento único en una situación límite que terminó por volverse viral en la Red semanas más tarde, en 2014.

Ferdinand Puentes selfie

 

Al infinito

Una de las fotos más sorprendentes de la NASA fue la autofoto del astronauta Mike Hopkins, que logró la distintiva pose durante una caminata espacial fuera de la estación ISS, con el impactante fondo de la Tierra.

NASA Astronaut selfie

 

Y más allá

Como las celebridades que están en la Tierra, el rover Mars Curiosity no fue el primero que se  sacó una autofoto robótica espacial bien lejos de casa, pero fue el que más se destacó en el año de las selfies.

Mars Curiosity selfie

 

Imagen destacada vía Fotolia

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