ARCO cierra su mejor edición abordando la idea de futuro de la mano de la tecnología, al reunir obras que van desde la robótica, a la electrónica, y al arte interactivo.
No es hasta mediados y finales del siglo XVIII cuando se comienzan a vislumbrar los primeros síntomas de una revolución artística, lo que más tarde derivaría en el arte contemporáneo de nuestra época. Como un elemento testimonial del momento de su creación, el arte contemporáneo no solo se ha visto afectado por los dictámenes formales y estéticos, sino que es influido por la situación social, y, por supuesto por los avances industriales y la creación de nuevas tecnologías.
En esta trigésimo séptima edición de la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid, hemos vuelto a constatar como el arte contemporáneo se vale de diferentes tecnologías para desarrollar sus prácticas. Este tipo de arte ha respondido positivamente a la evolución tecnológica y, haciendo suyos estos avances, los ha utilizado como canal o instrumentación de su producción. En otros casos se ha producido una relación simbiótica, donde el arte no ha tenido que esperar al desarrollo tecnológico, sino que la práctica artística ha ido de la mano de esta evolución. El videoarte, arte digital, arte sonoro… son algunos ejemplos de cómo se ha producido una hibridación, resultando enriquecedora para ambos mundos. Modalidades artísticas que han necesitado buscar nuevas formas de expresión para transmitir un mensaje que el óleo, la madera o cualquier producto matérico no lograba. Y ha sido dentro de esta revolución digital donde el arte ha encontrado un camino para desarrollarse.
Estas formas con las que los autores desarrollan sus propuestas han tomado presencia en ARCO, que cuenta ahora con apartados específicos donde empresas de nuevas tecnologías tratan de potenciar la creación artística vinculada a este ámbito y favorecer la comunicación entre fabricantes, creadores de tecnología y artistas para generar así una simbiosis enriquecedora para ambos mundos.
Y en este escenario, iniciativas como la de los premios ARCOmadrid/BEEP de arte electrónico tratan de incentivar la creación de este tipo de arte con una dotación máxima de 15.000 euros. Un certamen que consigue reunir obras que van desde la robótica, a la electrónica, y al arte interactivo, cubriendo todas las facetas que nos permite la tecnología. De esta forma, podemos disfrutar de una reflexión sobre la realidad de nuestra sociedad en plena era tecnológica.