Con unas tablets que no acaban de ofrecer todas las herramientas requeridas, y con convertibles que siguen sin superar sus debilidades frente a portátiles, sigue siendo necesaria una redefinición del término medio.
Se puede decir que, tras muchas y venidas de otros fabricantes, Microsoft dio el pistoletazo de salida a los convertibles con la llegada de la Microsoft Surface, que a día de hoy sigue siendo el máximo exponente de este tipo de dispositivo, si excluimos al iPad Pro de esa consideración, y es que cuesta pensar que el dispositivo de Apple es convertible simplemente porque Apple le dotó de teclado y stylus (Apple Pencil). Han pasado 5 años desde el primer lanzamiento de Microsoft y el futuro para el público general no deja de ser incierto.
Las ventajas de los convertibles están claras desde primera hora, siendo la mayor la posibilidad de tener en prácticamente el cuerpo de una tablet convencional toda la potencia de un ordenador portátil de tamaño considerable mayor. Con un teclado opcional y con los ajustes presentes desde Windows 8 para ser usado con los dedos, un convertible puede ser efectivamente una tablet independiente. Con el añadido del stylus, resulta ideal para creativo o ilustradores que dibujen e incluso estudiantes que deseen un dispositivo para recoger apuntes.
El problema es que por el camino en el que se gana portabilidad, se sacrifican una serie de aspectos de los dispositivos tradicionales. De un portátil convencional se pierde generalmente la calidad del teclado y su estabilidad cuando están apoyados en las piernas, así como el tamaño de su panel táctil o touchpad. Al final como único dispositivo para trabajar se quedan algo cortos para muchos si no se conectan a una pantalla externa, ratón y teclado. De una tablet no sólo se pierde la ligereza, pues los componentes de portátil de una Surface son algo más pesados, también se gana un calor emitido que sumado al peso hace su agarre para lectura o reproducción multimedia poco cómodo. Adicionalmente, existen pocas aplicaciones pensadas para su uso como tablet, lo que rebaja su interés para todos los públicos.
Por el contrario, una tablet como el iPad Pro, nació como eso, una tablet, y tiene muchísimas aplicaciones de calidad pensadas para ser usada sin teclado, ratón o stylus, dejando a la mano como principal elemento de introducción en la interfaz. En lo que siguen fallando un poco es en ofrecer al usuario la posibilidad de hacer trabajos complejos, aunque es algo que se está solucionando con la llegada de ciertas aplicaciones y avances como los que Apple trae a iOS 11. El problema es, por tanto, contrario al que presentan los convertibles.
Y llegamos a un concepto intermedio que puede tener mucho sentido en tamaños no superiores a las 13″, si el objetivo es aunar lo mejor de cada experiencia. Se trata de portátiles con pantalla táctil que personalmente no apruebo ni uso para nada, pero que con una bisagra totalmente rotatoria puede ofrecer el uso de tablet de un convertible y las posibilidades gráficas y de anotación sin perder la capacidad de trabajar con un sistema operativo de escritorio mientras las aplicaciones profesionales van llegando a tablets con iOS o Android. Probablemente sea el Surface Book el dispositivo que más se ha acercado al concepto ideal, pero de momento visualmente y en la práctica resulta algo tosco.
Evidentemente, una elección así requiere modificar la fórmula. Hay limitaciones térmicas que obligarán a limitar la potencia de estos dispositivos, pero aplicando la lógica de la Surface Pro, que llega sin ventilador con un procesador con el que todos sus rivales sí lo emplean, se construir un portátil que no se caliente en exceso cuando el teclado esté «boca abajo» y su pantalla se esté empleando para dibujar, escribir a mano, o simplemente esté siendo agarrada para disfrutar de un servicio por streaming.
Compañías como Apple están vendiendo artificialmente opciones como el iPad Pro como las perfectas para estudiantes o profesionales que requieran stylus, pero elecciones como un MacBook con reconocimiento de Apple Pencil y bisagra rotatoria podrían ser, a corto plazo, mucho mejores. En ese sentido, Microsoft ya ha demostrado que el concepto de iMac como todo en uno tradicional puede modificarse con el Surface Studio. Sólo hay que aplicar las mismas lógicas para volver a dar vida a los portátiles, haciendo el futuro de convertibles que poca gente utiliza como tablet más incierto aún.