El mundo ya está preparado para la llegada de los robots que, cada vez más, van adquiriendo utilidades propias de los humanos. Aquí os mostramos algunas de ellas.
Se les mira con algún recelo por su incidencia en el mercado laboral, pero mucho me temo que estamos condenados a entendernos con ellos. Siempre necesitarán trabajadores de carne y hueso que se ocupen de ellos. Eso sí, en la robótica la especialización es ya una realidad incuestionable. Hay androides capaces de coser camisas a una velocidad de vértigo, servir un cóctel a gusto del consumidor, cuidar a niños y a personas mayores o dirigir una orquesta.
Probablemente Yumi no transmitió demasiada emoción con su batuta en la interpretación de una célebre aria de Giuseppe Verdi, pero los músicos que seguían atentamente los movimientos de su brazo metálico aplaudieron su trabajo. Puestos a experimentar, el ruso Dimitry Morovoz, se inventó una orquesta de robots que seguían las instrucciones de su director, a través de circuitos integrados. Según los testigos presenciales del experimento, fue un éxito tecnológico, pero musicalmente un fracaso.
Durante la celebración de la Feria Internacional de Automatización celebrada recientemente en Taipé (Taiwán), un extraño barman de nombre MixBot tomaba nota de los pedidos, preparaba cócteles a la carta y los servía a los clientes sin un mal gesto y con una eficacia contrastada.
Yumi, la orquesta de Dimitriy Morovoz, o MixBot son ejemplos actuales de la incorporación de los robots a la escena cotidiana, realizando labores que parecían reservadas a la creatividad y a la profesionalidad de los seres humanos. Sin embargo, los androides cada día nos sorprenden con increíbles capacidades. Para comprobarlo, vamos a repasar algunas de ellas, al mismo tiempo que descubrimos también algunas de sus limitaciones.
Robots con utilidades humanas
La Universidad de Suiza consiguió desarrollar hace unos meses robots comestibles, destinados a metabolizarse después de hacer entrega de medicamentos en zonas deprimidas o desbastadas.
En el sector agrícola y ganadero los androides están encontrando un terreno abonado. La firma Abundant Robotics, como se explicó en este mismo blog hace unos meses, dispone de un robot recolector de manzanas, mediante una técnica de aspiración por vacío. El susodicho lleva acoplada una boquilla capaz de aspirar el fruto prohibido sin provocar en ella el más mínimo daño. Luego están los robots jardineros, movidos por energía solar, o aquellos que capturan los movimientos de los cocineros y copian con éxito sus recetas.
También existe un robot muy celebrado en las explotaciones avícolas. Se trata de un artilugio que recorre los pasillos de las granjas de gallinas para comprobar la temperatura y estudiar los movimientos de las aves. Gracias a este robot, que va monitorizando las jaulas y las cintas transportadoras, se consiguen evitar contagios y enfermedades.
Quienes nos dedicamos al periodismo tenemos que acostumbrarnos también a ver en las redacciones robots que transforman los datos en textos que no requieran análisis concienzudos, sino una mayor visibilidad de esa información en Google o en las redes sociales. Un periodista robótico puede generar, aunque sea con ayuda, 30.000 noticias locales al mes. En 2014, la agencia Associated Press se sirvió de un software capaz de generar informaciones sobre resultados financieros trimestrales.
En Japón, cuna de la robótica, existen hoteles con androides que atienden en la recepción o que te llevan la maleta a la habitación, cuya puerta se abrirá mediante reconocimiento facial. El 90% del personal de plantilla de un hotel japonés lo forman trabajadores mecánicos y articulados. También existen en ese país copilotos androide que dan conversación y consejos a quienes van al volante. Toyota es la madre de estas criaturas de 10 centímetros de altura y 138 gramos de peso. Se pueden adquirir al módico precio de 350 euros y tienen conversación para hora y media.
Dentro del sector alimenticio, conviene hacer un reconocimiento al trabajo desarrollado por los robots repartidores de pizzas. Estas pequeñas máquinas, diseñadas por Starship Technologies, se asemejan mucho a minúsculos todoterrenos –de apenas 60 cms. de alto y 18 kilos de peso– y ya han comenzado a repartir pizzas Domino’s en algunas ciudades alemanas, aunque de momento están siendo vigiladas de cerca por un empleado. Supongo que para que nadie se apropie de la mercancía que llevan adosada a la espalda.
He dejado para el final al “robot costurero”, capaz de coser 800.000 camisetas al día. Responde al nombre de “Sewbot” y ha sido creado por la empresa Softwear Automation en Atlanta. Reduce los costes de producción y actúa, según sus creadores, de forma rápida y precisa.
Una prueba más de lo difícil que resulta competir con robots así al lado.