Isaac Asimov es uno de los autores de ciencia ficción más importantes de la historia de la literatura. Es famoso por la publicación de su saga Fundación, fue miembro de la asociación internacional de superdotados Mensa y un reconocido divulgador científico.
En 1988, concedió una entrevista en televisión en la que imaginaba cómo Internet iba a repercutir en nuestras vidas, sobre todo en el ámbito de la educación. Bill Moyers pregunta al escritor una serie de cuestiones que Asimov responde directamente dando una visión de la red de redes muchos años antes de que su uso pudiese extenderse hasta los niveles actuales. ¿Acertó en sus predicciones? Vamos a verlo.
Aprender desde casa
Asimov ya sabía que los ordenadores personales iban a ser una realidad en las casas de millones de personas, y adelantaba que, gracias a ello y a la posibilidad de tener «bibliotecas» enormes a nuestra disposición, la manera de aprender iba a cambiar. Todavía era imposible imaginar la Wikipedia, pero ya se acercaba a ese concepto de base de datos en Internet.
Según él, al disponer de Internet, cualquiera podría hacer preguntas y obtener respuestas así como materiales de referencia, sobre cualquier tema, incluso desde los primeros pasos de nuestro aprendizaje. De ese modo, se complementaría la actividad de las escuelas; disponiendo de una tecnología que nos permite consultar datos y libros, cada uno podemos aprender a nuestro ritmo y, mientras tanto, los colegios e institutos seguirían enseñándonos conocimientos comunes a todos.
Pero el aprendizaje es también para los mayores. Asimov asegura que el concepto del estudio está equivocado y que, tanto en 1988 como hoy en día, es una etapa por superar, que debería evolucionar. Según pensaba, los ordenadores ayudarían a cambiar esta dinámica y harían que, incluso habiendo superado la edad escolar, recuperáramos el interés por los estudios.
¿Habría imaginado la aparición de la gamificación o de las aplicaciones para potenciar nuestra productividad? Era muy pronto, pero el resto de predicciones se han cumplido, y eso podemos verlo día a día en nuestros teléfonos móviles.
Aprendiendo matemáticas… gracias al deporte
¿Qué sucede si no estamos interesados en aprender ciencias o idiomas? ¿Y si lo que nos gusta, en realidad, son los deportes? Fútbol, béisbol, tenis,… ¿Acabaríamos dejando de lado el aprendizaje? Asimov lo tiene claro: si nos gusta el deporte leeremos sobre las estadísticas de los partidos, las probabilidades de que nuestro equipo se enfrente a otro en la final de un torneo y un montón de datos sobre matemáticas.
Tal vez sea la afirmación más arriesgada del autor, porque quien consulta la prensa deportiva a veces solo se interesa por eso. Pero también le da la vuelta a la tortilla: alguien interesado por la física y las matemáticas puede acabar preguntándose por el deporte. Pone como ejemplo el caso de una persona interesada en la ciencia, que puede acabar interesada por cómo actúa la física al golpear una pelota.
La brecha digital y económica
El entrevistador plantea entonces a Asimov la imposibilidad de que todo el mundo tenga acceso a un ordenador conectado a Internet. El escritor le da la razón, aunque se muestra optimista: es difícil que todo el planeta tenga acceso a un ordenador desde el principio, pero eso ha ocurrido con todas las tecnologías en todas las épocas. Acertó una vez más: todavía estamos en un mundo en el que, siendo común encontrar dispositivos electrónicos en cualquier punto del planeta, falta aún vivir una penetración global del mundo digital en todo el mundo.
Isaac Asimov fue una mente avanzada a su tiempo, eso está claro. Se adelantó a realidades 20 años antes, y quién sabe si otros están en camino. Si os interesa, podéis verle defender sus teorías sobre Internet antes de que existiese tal y como lo conocemos en este vídeo:
Imagen | Sony Pictures.