Científicos publican los primeros resultados del Proyecto Epigenoma Humano. Este trabajo ha permitido desvelar los interruptores que encienden o apagan la actividad de nuestros genes.
Cuando se publicó el Proyecto Genoma Humano en 2003, fue posible identificar y cartografiar los 25.000 genes que conforman nuestra información hereditaria. El anuncio conjunto de Bill Clinton y Tony Blair cumplía así las expectativas de un proyecto dotado con 3.000 millones de dólares, y que prometía conocer cómo estaba escrito el gran ‘libro de la vida’.
Desde aquella fecha hasta hoy, la investigación en biología ha avanzado considerablemente. En la actualidad sabemos que no es sólo importante saber el orden de las palabras y frases que conforman el libro de la vida. El estudio del epigenoma humano ha permitido descubrir con qué tinta se escribe nuestro particular texto genético.
El epigenoma es el conjunto de factores no genéticos que intervienen en la expresión de nuestros genes, sin que se produzcan cambios en sus secuencias. En otras palabras, se trata de una especie de interruptores que encienden o apagan la actividad genética, y su trabajo es clave para entender el funcionamiento celular, el desarrollo, el envejecimiento o la aparición de múltiples enfermedades.
Estos marcadores epigenéticos conforman la tinta con la que se escribe nuestro ADN, y se encienden o apagan según las condiciones del ambiente. Es decir, el dicho que enunciaba que «no todo está escrito en nuestros genes» es correcto. Los factores ambientales actúan a través del epigenoma, regulando a su vez la propia actividad genética.
Hace sólo unos días un consorcio de investigación publicaba en Nature el Proyecto Epigenoma Humano. Los científicos han logrado de este modo identificar las firmas epigenéticas de más de 100 tipos celulares, mostrando la complejidad de nuestra información hereditaria. El trabajo ha sido liderado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en colaboración con científicos de Canadá, Estados Unidos o Croacia.
Al igual que sucediera con la publicación de los resultados del genoma, este proyecto multidisciplinar ha tenido una duración de diez años, recibiendo una financiación superior a los 200 millones de dólares. Las conclusiones obtenidas ahora son sólo el principio de un nuevo paradigma científico, el que permitirá la llegada de la medicina personalizada.
Actualmente conocemos que nuestras células cuentan con la misma secuencia genética. Sin embargo, no todas son iguales ni presentan el mismo funcionamiento. El responsable de estas diferencias no es otro que el epigenoma, encargado de encender o apagar la actividad del ADN, y que a su vez puede verse regulado por las condiciones del ambiente o el estilo de vida.
El conocimiento de los factores genéticos y epigenéticos podría ayudarnos a entender un poco más el ‘libro de la vida’. Su comprensión será fundamental para conocer cómo se originan enfermedades, poder prevenirlas y curarlas a tiempo. Hoy hemos escrito una página más del avance científico, pero aún nos quedan muchas líneas, frases y palabras por interpretar.
Imágenes | Pixabay, Christopher Bock (Wikimedia), CIAT (Flickr)