La "complejidad" del NFC no tiene sentido. En China han demostrado que el pago móvil puede extenderse más fácilmente con un simple código QR.
Hasta que Apple no incluyó NFC en sus smartphone estrella y lanzó Apple Pay allá por 2014, no se despertó el gigante del pago móvil. No es que los grandes actores hubieran estado dormidos. Google había lanzado Wallet años atrás y prácticamente todos los bancos tenían en Android un sistema de pago móvil sin contacto. El problema, claro, era la falta de una compañía relevante que impulsara al resto a dar un gran salto adelante, y sobre todo, que unificara soluciones.
Esa compañía fue Apple, pero en contra de lo que parece, los pagos móviles no han sido tan fáciles como podrían haber sido. Un primer ejemplo de todo esto lo tenemos en África, donde el pago móvil con un sistema tan universal y sencillo como el SMS lleva una década funcionando. Pero sin duda, el ejemplo más cercano de un sistema sencillo de pago móvil se encuentra en China. En aquella sociedad, las tarjetas de crédito no han tenido demasiada relevancia, y se ha pasado del efectivo al pago móvil, como esas sociedades que se saltaron el 3G y saltaron al 4G.
En China, en lugar de emplear el complejo sistema (a nivel de infraestructura) de pago por NFC, adoptaron hace tiempo dos plataformas con las que pagar en comercios y enviar dinero a personas. Una de ellas es WeChat, que podríamos asociar a un WhatsApp con esteroides, y otra es AliPay, del grupo de AliExpress, y que por funcionamiento recuerda a PayPal.
Gracias al uso y escaneo en caja de códigos QR convencionales asociados a cada usuario, en China se paga todo con el móvil. Y cuando decimos todo, es todo. Desde chicles en una tienda de barrio hasta latas en una máquina expendedora. La cultura de pagos entre conocidos de España no ha variado en muchos casos. La penetración de sistemas de transferencia (bancos, apps dedicadas, PayPal) es baja, por lo que seguimos contando moneditas a la hora de dividir cuentas.
En China se hacen grupos de amigos dentro de las apps y se divide la cuenta, para que todos sepan quién ha pagado y quién no. Sencillo, y para toda la familia. Por supuesto, cualquier pago grande, como letras, créditos o tranferencias periódicas, también se realiza de esta manera.
Aquí hemos tenido que cambiar todo el sistema de tarjetas y datáfonos para actualizarnos al pago móvil. Un pago móvil totalmente dependiente de que los terminales lleguen equipados con un chip NFC que, por ejemplo, la mayoría de fabricantes asiáticos no incluyen. Esto último se explica, por supuesto, por lo que hemos contado, un código QR en pantalla es suficiente. Tal y como vimos con la economía colaborativa, resulta muy curioso cómo China adelanta a países más desarrollados con creatividad.