Babilonia

El secreto que escondía el Museo Británico sobre Babilonia

Los astrónomos de Babilonia utilizaban figuras geométricas para calcular la posición de Júpiter, truco con el que se adelantaron catorce siglos a los europeos.

Corría el año 1350. Los avances en matemáticas en Oxford y París permitían contar con nuevas herramientas basadas en la geometría para hallar la posición de los planetas. Pero un descubrimiento realizado recientemente en el Museo Británico ha demostrado que los astrónomos de Babilonia habrían conocido estos detalles con catorce siglos de antelación.

El hallazgo es, sin duda, una auténtica revolución en el campo de la historia de la astronomía. Las tablillas de arcilla con escritura cuneiforme muestran unas figuras geométricas conocidas como trapezoides que el astrofísico Mathieu Ossendrijver se propuso estudiar y traducir. Tras acudir una semana anualmente durante catorce años al Museo Británico de Londres, el científico de la Universidad de Humboldt (Alemania) encontró la solución al rompecabezas.

Los trapezoides de las tablillas, datadas entre el 350 y el 50 a.C., muestran la disminución de la velocidad de Júpiter con el tiempo. En otras palabras, el área de cada figura geométrica habría servido a los astrónomos de Babilonia para determinar la distancia recorrida por el planeta, ayudando a calcular de este modo la posición de Júpiter a los 60 y 120 días después de que apareciera en el horizonte.

Babilonia

Según los resultados publicados en la revista Science, las tablillas de arcilla encontradas en el Museo Británico serían la primera evidencia del uso de métodos geométricos para realizar cálculos astronómicos. La comunidad científica creía hasta la fecha que los sabios de Babilonia solo empleaban operaciones aritméticas (como sumas, restas, multiplicaciones y divisiones) para hacer este tipo de estudios. Sin embargo, el trabajo muestra que los astrónomos de aquella época ya utilizaban ideas matemáticas abstractas, más complejas que las usadas por la civilización griega siglos después, para determinar la posición de un planeta como Júpiter.

En otras palabras, de acuerdo a las conclusiones de Ossendrijver, los astrónomos de Babilonia se adelantaron 1.400 años a los europeos para conocer cómo la geometría puede ayudar en astronomía. Unos resultados sorprendentes que vinieron de la mano de una investigación paciente y constante sobre unas tablillas archivadas durante décadas en Londres. Aunque la apariencia de las tablillas de arcilla recuerden a una especie de «galleta», lo cierto es que se trata de la primera evidencia del uso de figuras geométricas como estas para seguir la localización de Júpiter. Algo que, por otro lado, demuestra lo importante que es no solo promover la investigación para avanzar hacia el futuro, sino también recordar nuestra propia historia para «auparnos a hombros de gigantes», como dijera Bernardo de Chartres.

Imágenes | Mathieu Ossendrijver, Science/AAAS

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