Es verano de 1994, la policía halla 3 cuerpos sin vida en una casa de un barrio tranquilo de Miami. En la escena del crimen, se encuentra también una cámara de vídeo que contiene la grabación completa del asesinato. Con esto, tres semanas después identifican a uno de los supuestos culpables: Pablo Ibar, un español que había sido detenido por un delito relacionado con armas. Sin más pruebas que dicha grabación borrosa, Pablo es juzgado y condenado a muerte. Llega a Movistar Series su historia, contada a lo largo de estos 25 años en los que lleva intentando demostrar su inocencia.
El caso de Pablo Ibar fue tan mediática en Florida como el crimen de los Marqueses de Urquijo en España. Sin embargo, a nuestro país, la historia de Pablo no llegó hasta hace unos años cuando Nacho Carretero, el periodista encargado de dar vida a Fariña, se interesó por el tema y comenzó una investigación que le llevaría siete años.
Gracias al trabajo de Nacho, hoy contamos con la serie ‘En el corredor de la muerte’, de cuatro episodios, que se complementa con cinco podcasts. La serie es una creación de Bambú Producciones y Movistar+ y no se centra en demostrar si Pablo es inocente o no, sino en las pruebas insuficientes para condenarlo.
La única prueba es una grabación de vídeo carente de nitidez
A través de esta pista, llegaron hasta el español, lo detuvieron y lo condenaron sin más dilación al corredor de la muerte. En este punto de la historia es donde nos preguntamos: ¿pueden ser fiables las tecnologías para incriminar a una persona? Una grabación de vídeo borrosa fue quien culpó a Pablo hace 25 años, hoy ya no son las cámaras sino la inteligencia artificial quien se viste de policía para capturar a delincuentes.
En los últimos años, se han podido leer noticias como Un asistente virtual es testigo de un asesinato, pero, ¿hasta qué punto puede ser esto real? La película Minority Report lo advertía en 2002: dejarlo todo en manos de un algoritmo no es lo más recomendable, especialmente, si se trata de la inocencia de una persona. Pero, ¿por qué sucede esto? Según afirman consultoras expertas en esta área, como Oliver Wyman, utilizar la inteligencia artificial para prevenir delitos bancarios es muy eficaz. Sin embargo, resulta difícil asegurar que también lo sea para delitos de sangre.
Otros estudios, como el artículo firmado por varios profesores de la Universidad de Boston Man is to Computer Programmer as Woman is to Homemaker?
Debiasing Word Embeddings, demuestran que los sistemas de machine learning, o aprendizaje automático, tienen sesgos sexistas y sociales.
Asimismo, la matemática Cathy O’Neil afirma que los algoritmos son “opiniones encerradas en matemáticas”, por lo que dependiendo de quién los construya darán un resultado u otro. “Solemos pensar que los algoritmos son neutros, pero no es así. Los sesgos son estructurales y sistémicos, tienen poco que ver con una decisión individual”, comenta por su parte la profesora Virginia Eubanks, también autora del libro Automating inequality, que razona sobre cómo los algoritmos perfilan, controlan y castigan a las clases sociales menos pudientes.
Llegados a este punto y teniendo la serie En el corredor de la muerte como protagonista, nos preguntamos: ¿son las tecnologías verdaderas ayudantes en la captura de delincuentes? ¿O quizá es necesario algo más que una grabación borrosa o un algoritmo para culpabilizar a una persona?