El abaratamiento de los paneles solares está convirtiéndose en un reto para la distribución de energía en Estados Unidos.
Uno de los países que ha apostado más en los últimos años por la energía solar es Estados Unidos. En el estado de California concretamente abundan las plantas de este tipo, así como las compañías que se encargan de construirlas. Actualmente está este sector está recibiendo un nuevo impulso y las consecuencias las está notando el consumidor, no solo las empresas, como suele ser habitual. El abaratamiento de los paneles se suma al efecto que están teniendo los incentivos económicos para apoyar las instalaciones.
En muchos lugares de California, según relatan en Scientific American, están instalando paneles solares en los tejados. La cuarta parte de las instalaciones en los tejados se encuentra en este estado. El volumen es tan grande que está empezando a afectar a la factura de la luz. Los incentivos establecen que las compañías que ofrecen el servicio de electricidad a los habitantes de California paguen una cierta cantidad a estos por la potencia que devuelven a la red.
Esta situación está provocando que la energía solar en Estados Unidos esté modificando la relación entre las compañías proveedoras de electricidad y los usuarios. En California la cuantía de las facturas está descendiendo. Los proveedores, ni que decir tiene, no se conforman con esta situación, pero se encuentran ante una encrucijada. Para obtener más ingresos podrían incrementar las tarifas, pero si esto ocurre los consumidores se animarían más a instalar paneles solares en sus tejados.
El abaratamiento de la tecnología solar ha permitido el surgimiento de proyectos que hace unos años parecían imposibles. Japón es uno de los países pioneros en este aspecto. La agencia espacial nipona se ha propuesto aprovechar la potencia de la radiación solar en el espacio para obtener energía. El proyecto incluye un sistema de espejos que apuntan hacia el satélite que porta las placas, cuyo cometido consiste en absorber la radiación y enviarla a tierra, donde se almacena y distribuye.
Otra de las iniciativas que ha barajado Japón es el establecimiento de plantas solares en el mar. Lo haría en las zonas de costa, con el objetivo de aprovechar el espacio, un bien preciado en un país insular acusado de superpoblación. Esta idea cuenta con algunas ventajas respecto a las instalaciones terrestres, como la posibilidad de enfriar los paneles con el agua. Más descabellado parece a primera vista lo que pretenden hacer en Solar Roadways, una pequeña empresa que se ha propuesto crear carreteras solares.
Imágenes: neeravbhatt y greenoid