La voz interior que escuchamos de nuestra conciencia nos permite mantener monólogos con nosotros mismos y conocer más acerca del funcionamiento del cerebro.
¿Cuántas veces al reflexionar sobre una temática no hemos oído una voz dentro de nuestra mente? «Es mejor que hagas esto». «No, deberías plantearlo para otro día». «¿Por qué no llamas ahora a esa persona?» Cuestiones similares que se pasan por la cabeza, y que pueden hacernos dudar sobre el funcionamiento de nuestra propia conciencia.
El mundo del cine o de los dibujos animados también ha reflexionado sobre esa «vocecilla» interior, en forma de ángeles o demonios que se posan sobre nuestros hombros para darnos consejos positivos o transmitirnos mensajes negativos. En un momento en el que el cerebro sigue siendo un gran misterio para la investigación, ¿qué sabemos acerca de la conciencia?
El misterioso monólogo interior
Según la Real Academia Española, el término «conciencia» se refiere a la «propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta». Pero no es la única acepción que recoge la RAE, sino que también incluye la de «conocimiento interior del bien y del mal», «conocimiento reflexivo de las cosas» o incluso «actividad mental a la que sólo puede tener acceso el propio sujeto».
En la década de 1930, el psicólogo ruso Lev Vygotsky ya sugirió que el monólogo interior que a veces mantenemos con nosotros mismos podría estar relacionado con nuestra capacidad de hablar en voz alta. Más recientemente, una técnica conocida como electromiografía, que sirve para evaluar la actividad eléctrica de los músculos esqueléticos, determinó que la laringe se mantiene activa mientras oímos la «voz» de la conciencia.
Nuevos experimentos realizados en la década de los noventa con técnicas de neuroimagen mostraron que una zona del cerebro conocida como área de Broca se mantiene activa mientras mantenemos ese peculiar «monólogo interno» con nosotros mismos.
El área de Broca, también conocida como centro del lenguaje articulado, fue descubierta por Paul Broca en el siglo XIX. Al estudiar a pacientes con afasia -un trastorno en el que las personas afectadas tienen problemas a la hora de hablar o de escribir por lesiones cerebrales-, este médico francés halló su localización en el hemisferio izquierdo. Parece ser que esta región no sólo estaría activa cuando hablamos con terceras personas, sino también con nuestro propio «yo», el «yo» de nuestra conciencia.
Pero al igual que el estudio de personas con afasia permitió a Broca conocer cuál era la zona del cerebro encargada del procesamiento del lenguaje, la investigación sobre la «vocecilla interior» puede ayudarnos a entender otros trastornos patológicos. Y es que en enfermedades como la esquizofrenia, los pacientes escuchan voces, radicalmente diferentes de nuestro «monólogo con nosotros mismos», que pueden considerarse como «alucinaciones auditivas».
De acuerdo con una investigación publicada en NeuroImage: Clinical, las personas que sufren estas alucinaciones auditivas podrían tener menos activa la región del cerebro que nos hace ser conscientes de nosotros mismos. De este modo, conocer cómo funciona nuestra peculiar «vocecilla interior» puede sentar las bases para entender mejor el cerebro y los problemas con los que a veces se ve afectado.
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