El Glich Art está en auge. Te explicamos en que consiste y algunos de sus máximos exponentes
Las obras de arte no siempre son premeditadas. Pero el ‘glitch’ se lleva la palma en cuanto a improvisación. Las creaciones englobadas bajo este término se basan en el azar e incluso en su parte más negativa: los errores. Concretamente, los fallos informáticos que se producen a la hora de procesar una fotografía.
Lo que normalmente daría al traste con una imagen (líneas, borrones o píxeles mal coloreados) se convierte la seña de identidad de muchos artistas visuales.
Aunque al principio escogían las aberraciones y cruzaban los dedos para que surgiera otra, hace tiempo que dejaron de esperar a que la suerte haga de las suyas. Han aprendido a modificar ellos mismos el código de las instantáneas y a jugar con los programas de edición para conseguir diferentes efectos. A veces conocen el propósito de antemano, otras veces simplemente prueban para ver qué resultados obtienen.
Algunas técnicas consisten en el uso de ‘software’ de edición de audio con fotografías o la modificación de los formatos de compresión. Paradójicamente, esta corriente basada en yerros tecnológicos evoluciona casi al mismo ritmo que los imperfectos aparatos y programas que la conciben. Ya existen estrategias más especializadas que pueden convertir casi a cualquiera en un artista del ‘glitch’.
Basta con adquirir una aplicación que haga todo el trabajo. Se valen de algoritmos predeterminados que alteran ciertas partes del código de la imagen, modificando así sus atributos. Otras herramientas, como Pixel Drifter, comparan los valores de los píxeles y los reordenan según combinaciones diferentes a la original.
Pero el ‘glitch art’ no es el único que transforma en obras maestras los fallos digitales. El artista estadounidense Andrew Norman Wilson ha encontrado distorsiones en Google que merecen aparecer en una exposición. En esto consiste su proyecto ‘ScanOps’.
En 2013, Norman comenzó a fijarse en el trabajo de los empleados de Google cuya labor era digitalizar el catálogo de libros de Google Books. Más concretamente, eligió los escaneados defectuosos, ya sea por un error humano o fruto del ‘software’.
En las fotografías que expuso en varios museos estadounidenses y europeos podían verse las manos de los trabajadores encargados de pasar los libros a formato digital, páginas mal colocadas y palabras ilegibles.
Y si hubo un tiempo en que bastaba con ver las imágenes en dos dimensiones, ahora los errores también se imprimen en 3D. Un grupo de Flickr llamado ‘The Art of 3D Print Failure’ reúne a un grupo de artistas que recopilan peculiares figuras. Si no fuera por sus extraños gustos seguramente habrían acabado en la basura.
Entre su selección puedes encontrar desde moldes incompletos a simples filamentos que forman una maraña de espaguetis plastificados.
En Pinterest hay otra comunidad de aficionados a los errores impresos en 3 dimensiones. En ambas plataformas queda demostrado que estos artistas tampoco se han conformado con confiarle sus obras al azar. Modificando los diseños antes de obtenerlos de la máquina, consiguen originales fallos en las piezas.
El artista Matthew Plummer-Fernandez incluso ha diseñado un programa (‘Disarming Corruptor’) que, inspirado en las máquinas de cifrado como las Enigma, utiliza un algoritmo para alterar los archivos. También modificando los documentos ha creado toda una línea de juegos de té de extraño aspecto.
Y Mathieu Schimitt fabrica escenas nocturnas utilizando el ‘glitch art’. Son esculturas que parten de un documento normal (por ejemplo, el que serviría para imprimir una casa) y él modifica con ‘software’, cambiando los datos y transformando al azar los volúmenes iniciales.
La próxima vez que tu cámara de fotos estropee una fotografía o que el programa de edición te dé un disgusto, no envíes el resultado a la papelera de reciclaje. Habrás creado una obra de ‘glitch art’.
Imágen de cabecera |Torley (Flickr| Licencia Creative Commons 2.0)