La Web tiene más de 20 años y es un pilar fundamental de Internet. Pero Google tiene otros planes: cambiar esta tecnología, aunque no sin polémica.
Internet se ha convertido en parte de nuestras vidas y en un pilar básico de la economía y de prácticamente cualquier faceta de nuestra sociedad.
Pero como cualquier otra tecnología, usar algo no implica conocer sus entresijos. Si algo funciona, para qué preocuparse por lo que esconde en su interior.
Para curiosos y no curiosos, Internet funciona a partir de las mismas bases que se diseñaron en sus inicios, en los años 90 del siglo pasado. La World Wide Web (WWW), el hipertexto, el protocolo HTTP (ahora sustituido por HTTPS), las direcciones IP, las DNS, la URL…
Las bases son las mismas, con ciertas actualizaciones, pero la Web e Internet han cambiado mucho. Para empezar, las conexiones son más rápidas y se accede desde distintos dispositivos: smartphones, tablets, televisores, relojes, electrodomésticos…
Un ejemplo de estos cambios es la manera como muchos accedemos a Internet: a través del buscador. Ya no escribimos la URL o dirección de un sitio web. Lo buscamos directamente en Google, Bing, DuckDuckGo o en el buscador que tengas configurado en tu navegador.
Empezamos a teclear el nombre de un sitio web y el buscador, integrado en el navegador, nos sugiere resultados aproximados.
Y aquí es donde entra Google, el gigante de Internet que puede sacar pecho orgulloso de que su buscador sea el más usado, así como su navegador web Google Chrome y su sistema operativo móvil Android.
La evolución de la barra de direcciones
Conocida como barra de direcciones, es una de las partes del navegador más importante, ya que desde ahí accedemos a la Web que queremos ver. Ocurre en cualquier navegador, ya sea Chrome, Safari, Firefox, etc.
En la actualidad, basta con teclear lo que andamos buscando y veremos sugerencias sobre enlaces a los que hemos accedido previamente, resultados del buscador o enlaces guardados en Favoritos.
Pero no siempre ha sido así. Al principio debías teclear el enlace completo de la página a la que querías acceder y, como mucho, había un cajón al lado donde buscar en Google y similares.
Con el tiempo, el navegador dejó de requerir que tecleásemos la URL completa. Primero, eliminando HTTP y luego WWW. El navegador se encargaba por nosotros de indicarlo en la barra de direcciones.
¿Cuál es el siguiente paso? Para Google pasa por adoptar el protocolo AMP.
El proyecto AMP
AMP es el acrónimo de Accelerated Mobile Pages y se trata de un proyecto de código abierto que apuesta por hacer una Web más rápida y accesible desde cualquier dispositivo. Hasta aquí todo bien.
En la práctica, AMP es una mejora de la tecnología HTML y JavaScript que se emplea actualmente, una evolución enfocada a ponerse al día para las exigencias actuales de usuarios y dispositivos.
En cuanto al impacto en nosotros, otra gran ventaja de AMP es que el usuario no tiene que hacer nada. Con tener la versión más reciente de cualquier navegador moderno es suficiente. Acceder a sitios web AMP es igual que hacerlo con las páginas actuales. Simplemente notará que la carga es más rápida.
Cambios con polémica
Pero hay ciertas reticencias debido a que Google es el principal promotor de este proyecto, anunciado en 2015 y al que se han sumado otros grandes de Internet como Twitter, WordPress, LinkedIn o Pinterest.
Teniendo en cuenta que Google ya domina el mercado de navegadores y de buscadores, ¿hasta qué punto conviene que también desarrolle la tecnología en la que se basarán las páginas web del futuro?
Otro elemento para añadir a la polémica tiene que ver con la manera con la que el proyecto AMP permite cargar las páginas más rápido: guardando la caché en CDNs (Content Delivery Network o Redes de Distribución de Contenido) hospedadas por la propia Google.
A pesar de esto, esta tecnología está siendo adoptada por otros buscadores, como Bing, Yahoo! o la china Baidu. Y grandes como Apple, Microsoft o Mozilla han añadido compatibilidad con AMP en sus navegadores respectivos (Safari, Edge y Firefox).
Por otro lado, en el proyecto colaboran más de 700 desarrolladores, por lo que en principio la influencia de Google se diluye poco a poco.
Según la página oficial de AMP, ya hay más de 25 millones de dominios AMP y más de 100 empresas y proyectos que le dan apoyo.