Algunos de los considerados gurús de la tecnología se atrevieron a hacer predicciones acerca de eventos o productos con, digamos, muy poca vista
Hace unos días conocimos las predicciones para el próximo año de la consultora Gartner, una de las principales firmas dedicadas a estudiar lo que está por venir en el mundo de la tecnología. En base a completos estudios de mercado y amplios análisis de tendencias y estadísticas de compras, estos expertos pueden llegar a adivinar, con cierto grado de exactitud, qué paradigmas tecnológicos serán las estrellas del próximo año.
Así, esta consultora señala como prioridades para el próximo año la computación omnipresente, el desarrollo ya pleno del Internet de las Cosas (IoT) o la impresión 3D, además del ya sobradamente mencionado Big Data o la seguridad adaptada al contexto, un nuevo concepto que relaciona la seguridad de toda la vida con técnicas como la inteligencia artificial o la computación predictiva.
Son unas previsiones más o menos plausibles, por las que cualquier persona inmersa en el universo de las TIC podría apostar sin miedo a perder su fortuna. Pero más allá de las opiniones meditadas y pausadas siempre hay voces, principalmente de autodenominados gurús de la tecnología (que a veces incluso lo son) que se tiran a la piscina con auténticas visiones más que futuristas, pura ciencia-ficción.
Ordenadores de menos de 640Kb de memoria o el fracaso del iPod
¿Puede alguien como Bill Gates, fundador de la todopoderosa Microsoft y creador del sistema operativo –Windows- más usado en los PC de todo el planeta, equivocarse en algo tan básico como la cantidad de disco duro que la gente iba a exigirle a sus equipos? Pues al parecer sí: Gates se atrevió a aventurar que nadie necesitaría “más de 640 Kb de memoria en su ordenador personal”, en 1991 con Windows aún en pañales y MS-DOS aún vivo. Si tenemos en cuenta que los ordenadores de hoy en día se mueven en torno al terabyte de memoria (aproximadamente 1600 gigabytes, a su vez 1600 megabytes y, estos a su vez, son 1600 kilobytes), calcular el margen de error de esta afirmación nos obliga a echar mano de calculadora.
Alan Michael Sugar, más conocido como el Barón Sugar (título que le otorgó la reina Isabel de Inglaterra), es el fundador de Amstrad, uno de los primeros equipos informáticos que llegó a nuestros hogares y que cayó en desgracia tras la irrupción, precisamente, del Windows de Bill Gates. Aunque sí fue capaz de ver la necesidad de un PC en cada casa, no acertó cuando vaticinó que “el iPod nunca despegará”. Esta frase, pronunciada en 2005, no tuvo en cuenta el genio de Steve Jobs ni la cuasi-religión que esta marca acabaría creando en torno a todos y cada uno de sus productos. El iPod sigue existiendo (con notable éxito) en la actualidad.
Pero volvamos a Bill Gates. El antaño fundador de Microsoft analizó en 2004 el problema incipiente del spam (correo basura) que ya comenzaba a amargarle la existencia a miles de usuarios cada vez que entraban en su bandeja de correo. “El spam estará resuelto en dos años”, dijo Gates. Hoy por hoy, diez años después, el problema no sólo sigue presente sino que es más acuciante que antaño.
“El iPhone no tiene futuro”
Cuando nació el iPhone en 2007, el mundo de la tecnología se dividió entre aquellos que comenzaron a vislumbrar el futuro de la mano de ese rompedor dispositivo y de aquellos que no tenían tan claro su éxito. Entre estos últimos (que hoy en día aún estarán preguntándose cómo ese pequeño móvil podía revolucionar todo el sector TIC) se encontraba Steve Ballmer, sucesor del ya mencionado Bill Gates al frente de Microsoft y quien en ese mismo año se burló ante los medios de comunicación del iPhone, llegando a afirmar que es “muy caro” y que “no convencería a las personas de negocio” dado que carecía de teclado físico que permitiera escribir con rapidez.
Hoy en día, siete años después, la propia Microsoft acaba de absorber Nokia para ofrecer su propia gama de dispositivos móviles, totalmente táctiles y apostando por el mismo modelo de negocio que Steve Jobs y los suyos inauguraron la década pasada.
Steve Jobs también falló en algunas de sus predicciones
Ni siquiera el emblemático Steve Jobs, quizás el gurú tecnológico más admirado de la historia, se libra de cometer errores en sus predicciones. En ese sentido, Jobs tenía la costumbre de defender a capa y espada sus productos, incluso aunque tuvieran fallos estructurales de gravedad (como el famoso “antenagate”) o aunque viera venir la amenaza de fuera a uno de sus servicios.
Ese es el caso, por ejemplo, de Spotify, un servicio que hoy en día se ha consolidado como la referencia musical por excelencia en todo el mundo (con el que Movistar tiene un acuerdo preferencial para todos sus clientes) y que Jobs minusvaloró en 2003. “El modelo de comprar música por suscripción no es solvente», llegó a decir el líder de Apple, al tiempo que defendía las bondades de su tienda unitaria, iTunes. Hoy en día, el modelo de suscripción a contenidos digitales no sólo se circunscribe a la música, sino también al vídeo, televisión e incluso libros (como Nubico, la plataforma de lectura digital de Telefónica y Círculo de Lectores).
Colapso de las redes de telecomunicaciones en 2011
Aunque Gartner es la gran estrella de las firmas de consultoría, en el sector proliferan muchas compañías dedicadas a analizar el mercado y sacar conclusiones. Una de ellas es Strand Consult, una compañía que predijo el colapso de las redes de telecomunicaciones en 2011. ¿El motivo? El auge de los servicios de Internet móvil y el creciente número de usuarios que no podrían ser absorbidos por las actuales infraestructuras.
Como se ha comprobado posteriormente, no sólo no se produjo dicho colapso, sino que se aumentó la capacidad de las redes y cada día gozamos de más y mejor conectividad móvil.