El sistema Orion permite a una cámara enviar la información de las imágenes registradas a un implante de electrodos, en el cerebro del paciente.
Buscar soluciones contra la ceguera sigue pareciendo difícil a día hoy. Sin embargo, son muchos los laboratorios que trabajan sobre este asunto mediante la exploración de la tecnología.
El proceso de la vista es complejo de reproducir artificialmente, pero en personas donde no está dañada la corteza visual (esto suele ocurrir en las personas que no nacen ciegas) ha habido algunos avances. Uno de ellos reposa sobre el trabajo de un equipo de investigadores del Baylor College of Medicine, en colaboración con otras entidades.
Se trata de un dispositivo llamado Orion, que se compone de una cámara de vídeo acoplada en unas gafas junto a un implante cerebral. Este se conecta mediante electrodos al paciente para hacer llegar información a la parte de su cerebro que genera imágenes.
Orion se ha probado en seis pacientes ciegos y todos han podido restaurar parcialmente su visión. El sistema no es ni mucho menos perfecto y tampoco está optimizado.
Tecnología adaptada para invidentes
El dispositivo Orion se basa en la distribución espacial de las imágenes. Cada punto en nuestro campo visual corresponde a una parte del cerebro, que procesa esa área. El proyecto pretende estimular cada una de esas partes del cerebro para producir la percepción de luz correspondiente a cada punto.
Por ahora, se encuentra en un estado experimental y aún tendría que mejorar mucho para abarcar todos los puntos, o una gran parte de ellos, que componen una imagen. Pero los resultados arrojan cierta esperanza.
No es la primera tecnología que pretende recuperar la visión parcialmente a las personas ciegas. Hace unos años comenzó a usarse en Estados Unidos el primer ojo biónico del mundo, Argus II, consecuencia de una larga investigación.
Aunque lo más frecuente a nivel tecnológico para ayudar a las personas invidentes son dispositivos que tratan de salvar la barrera de la imagen. El reconocimiento de voz, así como la identificación artificial de objetos y personas, marcan este camino.
Imagen: Armin Rodler