Un experimento llevado a cabo por la empresa alemana Retina Implant ha obtenido unos resultados esperanzadores en el tratamiento de la ceguera. Tras el implante de un microchip bajo la retina del ojo, ocho de los nueve pacientes que se sometieron a la prueba pudieron detectar la luz. Uno de ellos fue capaz incluso de leer carteles.
La investigación, cuyos resultados se han publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, consistió en observar la reacción de varios pacientes ciegos aquejados de retinosis pigmentaria, una enfermedad de origen genético y carácter degenerativo, ante el implante de un microchip que funciona de forma inalámbrica.
El dispositivo tiene un tamaño de 3×3 milímetros, con una capacidad de 1500 píxeles, cada uno de los cuales consta de tres partes. Un fotodiodo, sensible a la luz y a radiación infrarroja, recibe la información del mundo exterior y provoca una cierta corriente. Un electrodo, que ayuda a transmitir las señales eléctricas anteriores, ya que provienen de un componente semiconductor. Por último, un circuito amplificador, que aumenta la potencia de los impulsos emitidos.
El grado de estimulación recibido por el microchip puede ajustarse para ver mejor ciertos objetos o a diferente distancia. El funcionamiento del dispositivo se apoya en una pequeña bobina situada detrás de la oreja, bajo la piel, que se conecta mediante un cable al implante, en el ojo. La energía para la puesta en marcha de esta bobina viene de una batería externa que se sujeta en la misma porción de piel, ya sobre la superficie, mediante imanes.
El mecanismo evita el uso de cables para conectar el implante a otro dispositivo externo. Lo único que queda visible es la batería adosada a la bobina mediante atracción magnética, con la piel en medio de ambos componentes. Con este sistema, los científicos logran naturalizar el añadido, sin que apenas se note que la persona utiliza una prótesis electrónica.
El microchip fue implantado en nueve pacientes. Uno de ellos no notó ninguna diferencia. Sin embargo, el resto pudo percibir la luz, mientras que cinco fueron capaces de distinguir el movimiento en una pantalla, así como reconocer objetos como cubiertos, teléfonos o el pomo de una puerta. Los resultados más llamativos se dieron en tres de las personas, que llegaron a leer letras. La mejoría en los pacientes, así como su grado de recuperación de la visión, depende del nivel de degeneración de sus células en la retina.
“Esta investigación proporciona una prueba adicional de que nuestra tecnología de implante bajo la retina puede ayudar a algunos pacientes con degeneración de retina a recuperar una visión funcional “, apunta el profesor Eberhart Zrenner, haciendo hincapié en que su sistema no requiere de equipo externo visible.
Avances para paliar la ceguera
Recientemente ha habido otro avance muy destacado en este campo de la medicina. El primer ojo biónico ha sido aprobado por las autoridades europeas, lo que supone un primer paso hacia la expansión de su uso y su comercialización. La agencia estadounidense Food and Drug Administration (FDA) aún no ha aprobado el dispositivo, pero se espera que lo haga pronto.
El ojo biónico es el resultado del trabajo de investigadores franceses y estadounidenses en la organización Second Sight. El producto final es Argus II y su funcionamiento depende de una minicámara que recibe los estímulos, un procesador que envía la información y un microchip, que contiene 60 electrodos y está implantado en la retina.
Argus II se probó con un total de 30 personas, de entre 28 y 77 años, y les permitió ver formas en blanco y negro. Aunque la precisión no es alta, el paciente puede recuperar una pequeña parte de la visión que le cambia la vida. El dispositivo está ya a la venta por 73.000 euros, en Europa.
Las pruebas con Argus II ya vaticinaban un progreso notable. Hace unos meses, el dispositivo ya se hizo famoso por permitir la implantación de los patrones del lenguaje braille directamente en la retina. De esta forma, una persona ciega podía leer cada letra en menos de un segundo y con una precisión del 89%.
Actualmente, científicos del MIT de Massachusetts tienen proyectado el desarrollo de un sistema visual de este tipo con más de 400 electrodos, que mejoraría sustancialmente la precisión de los anteriores dispositivos. El Argus II consta de 60 electrodos.
Imagen: wetwebwork y Wikipedia