A los fabricantes de coches se les ha encargado que reconviertan sus instalaciones para pasar a ser fabricantes de respiradores debido a la emergencia sanitaria.
Los efectos de la emergencia sanitaria creada por el coronavirus se dejan sentir en todos los frentes. En el mundo del motor muchas fábricas han parado la producción. La necesidad de evitar el contagio ha obligado a cerrar algunos de estos centros, por mandato de las autoridades (como ocurrió en China) o por voluntad de prevención. Sin embargo, estos fabricantes de vehículos de automoción pueden pasar a ser ahora fabricantes de respiradores.
Es este equipo médico una de las principales necesidades en estos momentos, para asistir a pacientes graves en los hospitales. La escasez de este equipamiento es uno de los principales retos de los sistemas sanitarios de los diferentes países que abordan esta crisis. De ahí que en China, en Estados Unidos y en otros lugares, algunos fabricantes de automoción hayan girado hacia los respiradores.
En Estados Unidos, la agencia gubernamental FDA (Food and Drug Administration) ha relajado las barreras para la aprobación de los dispositivos médicos. Lo ha hecho precisamente para incentivar la producción de respiradores. Y la industria del motor se ha puesto en marcha. General Motors, Ford y Tesla han afirmado que dedicarán recursos para fabricar más equipos de este tipo. La firma japonesa Nissan ha realizado un anuncio en el mismo sentido. Todas estas compañías tratan de pasar a ser fabricantes de respiradores en medio de la crisis.
Ford ya apuntó que trabaja con General Electric y 3M, el proveedor de material sanitario, para modificar el diseño de algunos respiradores. El objetivo es que para su producción se puedan usar componentes como baterías y ventiladores, que Ford emplea en sus coches. Se trata de usar su capacidad productiva al servicio del sistema sanitario.
La contribución de todos
El papel de la industria de la automoción en la crisis del coronavirus es otra muestra de la movilización que la sociedad civil (y los estamentos militares) ha puesto en marcha. La reconversión de fábricas que hasta hace poco hacían coches a crear equipo médico es admirable. Pero también lo es la colaboración masiva de la gente. Y es que a la hora de fabricar, la impresión 3D permite a muchos aficionados sumar fuerzas y coordinarse.
Se han creado respiradores artificiales low cost, aunque necesitan de la certificación de las autoridades, y productos necesarios, como válvulas para los equipos existentes o máscaras de protección. La impresión en 3D de mascarillas ha sido otra de las contribuciones a por las que la comunidad de makers se ha lanzado.
Imágenes: RAEng_Publications, stux