Creyentes vs. escépticos: ¿está la AGI tan cerca como se nos hace creer?

La inteligencia artificial general (AGI, en inglés) se ha convertido en el Santo Grial de empresas como OpenAI, Google o Meta, por mencionar algunas. Las empresas más invertidas en el segmento de la IA no solo sueñan con alcanzarla, sino que compiten ferozmente por ser las primeras en hacerlo.

Pese a que el concepto de AGI no es nuevo, su masificación en el léxico popular se produjo en los últimos años. Esto, gracias al furor por la inteligencia artificial generativa. Con la rápida evolución de los chatbots como ChatGPT y Gemini y de las herramientas de generación de material audiovisual (imágenes, vídeos, audios), el sueño de llegar a la inteligencia artificial general está latente.

Sin embargo, ¿está esta tecnología tan cerca como se nos quiere hacer creer? Se trata de un interrogante válido y bastante complejo de responder. En especial, porque el boom de la IA generativa ha llevado a que se hable de AGI con bastante ligereza y sin demasiada rigurosidad.

¿Qué es la inteligencia artificial general o AGI?

Inteligencia artificial general | AGI
Foto de Brett Jordan en Unsplash

Cada empresa, experto o investigador formula la definición a su manera, pero coinciden en que la AGI es un tipo de IA con una inteligencia similar a la de los humanos. Estos sistemas deberían ser capaces de imitar las habilidades cognitivas de nuestro cerebro y de evolucionar a través del autoaprendizaje.

La inteligencia artificial general debería ser capaz de aprender nuevas habilidades y a resolver problemas por su propia cuenta, sin depender de estar preentrenada en los campos en los que intente desempeñarse. Si suena a ciencia ficción es porque en cierto modo todavía lo es. Aun así, los jugadores más grandes de la industria están destinando cada vez más recursos —tanto humanos como económicos— a su desarrollo.

Un punto crucial a tener en cuenta respecto de la AGI, y que generalmente se pasa por alto, es que se trata de una teoría. Esto significa que los trabajos que se están llevando a cabo en su búsqueda se basan en conceptos hipotéticos que hacen mucho más complejo definirla y, por ende, comprenderla.

Esto también ha dado lugar a comentarios y predicciones rimbombantes sobre cuándo se alcanzará la AGI que no siempre parecen condecirse con la realidad. Asimismo, los incentivos no son los mismos para todas las empresas que han emprendido la búsqueda de la inteligencia artificial general. Máxime cuando hay corporaciones e inversores volcando miles de millones de dólares en pos de subirse a este tren.

Una obsesión

Alcanzar la AGI se ha convertido en una obsesión para algunas empresas y sus principales figuras. Sam Altman, jefe de OpenAI, ha dicho en muchas oportunidades a que el objetivo de la compañía es alcanzar la inteligencia artificial general. Una búsqueda rápida en su perfil en X (Twitter) deja en evidencia que es un tema habitual en sus publicaciones.

Si bien Altman aclaró que todavía no se creó una IA general, sí dijo experimentar momentos “feel the AGI” con ChatGPT o sus modelos subyacentes. Un momento “feel the AGI” podría traducirse como sentir que una función o característica tiene ribetes de lo que se podría esperar al interactuar con una inteligencia artificial general.

Esto evidencia que, más allá de los conceptos comunes, cuando haya que determinar si algo es o no es AGI la definición será subjetiva. O, como mínimo, estará muy influenciada por una postura subjetiva. De modo que cuando llegue el momento no tendremos que sorprendernos si los primeros casos generan polémica, discusiones o contrapuntos.

Microsoft, OpenAI y la “cláusula AGI”

Sam Altman (OpenAI) y Satya Nadella (Microsoft).

Para ser un poco más concretos respecto de lo último, el ejemplo más claro de ello es la resonada “cláusula AGI” entre OpenAI y Microsoft. Los de Redmond invirtieron a lo grande en la startup cuando ni siquiera estaba cerca de lanzar ChatGPT, bajo la condición de que tendría acceso a todas sus tecnologías, que sería el proveedor exclusivo del poder de cómputo a través de Azure y que se quedaría con parte de las ganancias de la compañía hasta recuperar su inversión. Y una vez que sucediera lo último, pasaría a controlar el 49 % de OpenAI LP, la subsidiaria con fines de lucro de OpenAI Incorporated.

Sin embargo, la relación entre las partes ya no es tan fuerte como en años anteriores. Las disputas por el poder de cómputo y las presuntas intromisiones de Microsoft en sus desarrollos habrían colmado la paciencia de OpenAI. Y meses atrás se conoció que los de Altman tienen un arma secreta para romper este vínculo, y la inteligencia artificial general es la clave.

Según se ha reportado, el acuerdo entre las empresas estipula que Microsoft perderá el acceso a las tecnologías de OpenAI cuando esta alcance la AGI. Se supone que esto es para evitar el mal uso de los sistemas. Pero el punto verdaderamente crucial es que es OpenAI la que debe definir si ha llegado o no a la AGI. Esto habría encendido las alarmas en Redmond, pues temerían que se hiciera mal uso de la cláusula en cuestión.

El caso ha provocado un “tire y afloje” bastante incómodo. Y el caso se ha vuelto más complejo con el intento de OpenAI de reestructurarse como una corporación de beneficio público. La startup asumió ese compromiso tras levantar financiamiento por 6.600 millones de dólares de 2024, pero Microsoft le puso un freno. La empresa que dirige Satya Nadella supuestamente exigió que se cambie o elimine la cláusula AGI para reformular el acuerdo entre las partes. En septiembre, ambas empresas firmaron un memorando de entendimiento para establecer un nuevo acuerdo. De todas maneras, los detalles finos del mismo todavía son un misterio.

Meta va por la superinteligencia

Inteligencia artificial general | AGI

Meta, la casa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, también se ha lanzado de cabeza al mundo de la IA. Y sus aspiraciones en el campo de la inteligencia artificial general son bastante ambiciosas. En un principio, los de Mark Zuckerberg apostaron por una estrategia de código abierto a través de los modelos Llama. Sin embargo, la pobre recepción de Llama 4 habría llevado al empresario a dar un golpe de timón.

En el último tiempo, Zuckerberg se puso al hombro el armado de un nuevo equipo de superinteligencia. El empresario sacó la chequera y forró Silicon Valley de ofertas millonarias para atraer talento hacia Menlo Park. El primer paso fue una inversión de más de 13.000 millones de dólares en Scale AI y la contratación de Alexander Wang, su CEO.

Luego, Meta comenzó a “robarle” ingenieros e investigadores a cuanta corporación se cruzara por el camino. Uno de los casos más notorios ha sido el de Apple, que en el lapso de un mes perdió a cuatro expertos top del área de modelos fundacionales; entre ellos Ruoming Pang, su jefe. Si bien la compañía lo ha desmentido, se dice que ha ofrecido contratos multianuales valorados en varios cientos de millones de dólares. Incluso se ha reportado que llegó a ofertarle más de 1.000 millones de dólares a un colaborador de Mira Murati, exjefa de tecnología de OpenAI, y actual integrante de Thinking Machines Lab.

Zuckerberg publicó recientemente una carta donde habló de su visión para crear una “superinteligencia personal”. Si bien técnicamente la superinteligencia artificial no es lo mismo que la inteligencia artificial general, en el último tiempo se ha vuelto bastante común que se use esa denominación como sinónimo de AGI.

El jefe de Meta habló de crear una superinteligencia que esté al alcance de todos. Y hasta predijo que las gafas inteligentes se van a convertir en nuestro principal dispositivo informático. “Soy sumamente optimista en cuanto a que la superinteligencia ayudará a la humanidad a acelerar su progreso. Pero quizás aún más importante es que la superinteligencia tiene el potencial de iniciar una nueva era de empoderamiento personal donde las personas tendrán mayor capacidad para mejorar el mundo en la dirección que elijan”, agregó.

Muchas predicciones, pocas precisiones

Foto: NVIDIA.

Desde que se empezó a hablar más asiduamente de inteligencia artificial general, las predicciones de empresarios e investigadores sobre cuándo se alcanzará no tardaron en aparecer. En 2024, Jensen Huang, el CEO de NVIDIA, dijo que en cinco años la IA debería poder superar todos los exámenes humanos. Sin embargo, remarcó que alcanzar una AGI real podría requerir de mucho más tiempo. En especial, porque todavía no hay un consenso total entre los científicos para definir cómo trabaja la mente de los humanos.

Demis Hassabis, CEO de Google DeepMind, dijo el año pasado que creía que la AGI podría ser alcanzada en el transcurso de la siguiente década. Aunque también había sido muy crítico respecto de las enormes cantidades de dinero que se estaban volcando en el sector, pues consideraba que podía desviar la atención de los investigadores y frenar el avance científico. Días atrás, DeepMind lanzó un nuevo modelo llamado Genie 3 que puede crear mundos fotorrealistas que se pueden navegar en tiempo real y que consideran cruciales para el desarrollo de una IA general.

“Los modelos mundiales también son un paso clave en el camino hacia la AGI, ya que permiten entrenar a agentes de IA en un programa ilimitado de ricos entornos de simulación. […] Esperamos que esta tecnología desempeñe un papel fundamental a medida que avanzamos hacia la inteligencia artificial general y los agentes desempeñan un papel más importante en el mundo”, mencionaron.

Con una simple búsqueda en la web podemos toparnos con un sinfín de gurús, expertos, investigadores, inversores o empresarios dando predicciones sobre cuándo se alcanzará la AGI. Algunos creen que en cinco años, otros en diez o más. Unos, como Sam Altman, creen que se puede lograr con hardware que existe actualmente, mientras que otros, como Mustafa Suleyman, jefe de Microsoft AI, creen que se requiere de componentes mucho más potentes que los disponibles hoy en día.

¿Estamos cerca de la inteligencia artificial general o no?

La respuesta seguramente sea un “sí y no” que no deje a nadie conforme. Con la rápida evolución de la IA generativa, es lógico pensar que cada día estamos un poco más cerca de una inteligencia artificial general. No obstante, también es un hecho que ninguna empresa o laboratorio la ha desarrollado hasta el momento y que existen más dudas que certezas respecto de cuáles podrían ser sus capacidades cuando se la alcance.

Existe una suerte de idea de que cuando se llegue a la AGI, será de inmediato tan capaz y amenazante como HAL 9000 o Skynet. Pero la realidad podría ser otra. No hay que olvidar lo que mencionamos previamente: la inteligencia artificial general es una teoría y nadie tiene un libreto preciso sobre cómo o cuándo será una realidad, ni qué tan revolucionaria será.

El 16 de noviembre de 2022, apenas semanas antes de que OpenAI lanzara ChatGPT, Sam Altman publicó en X (Twitter) una idea interesante para tomar en cuenta. “Predicción: la AGI se va a crear mucho antes de lo que la gente piensa, y le va a tomar mucho más tiempo para ‘cambiarlo todo’ de lo que la gente imagina”.

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