Jordi Muñoz es el cofundador de la empresa de drones 3D Robotics, un proyecto que se deriva de sus experimentos caseros con drones.
La mayoría de las startups emergen en Estados Unidos. De ahí ha salido 3D Robotics, una compañía especializada en todo tipo de drones y tecnología UAV (unmanned air vehicle), con unos comienzos DIY de la mano de Jordi Muñoz, por entonces un joven de 20 años que acababa de llegar de México. Cuando llegó a Los Angeles, la tierra de las oportunidades y el sueño americano solo le ofrecían un tiempo de espera indefinido por su visado de trabajo. Así que mientras tanto Muñoz se dedicó a su hobby: el aeromodelismo.
Combinaba su pasión por las maquetas y los modelos de aviones con su formación como programador informático. Ocho años después, Jordi Muñoz es el cofundador de 3D Robotics, el mayor fabricante de drones de Estados Unidos (el más grande a nivel global es el chino DJI, productor de los famosos Phantom). La compañía tiene previstas ventas por valor de 40 millones de dólares para este año. En 2011 había alcanzado la cifra de facturación de un millón de dólares y en 2013 llegó a los 10 millones de dólares.
Todo esto empezó durante 2007, en un periodo de siete meses en los que Muñoz comenzó a construir su propio drone en su garaje, siguiendo la tradición emprendedora de Silicon Valley, solo que en este caso desde Los Angeles. El dispositivo que salió de aquellas experimentaciones estaba constituido con la tecnología que estaba al alcance en aquellos momentos, nada parecido a los kits de montaje que se pueden encontrar hoy en día.
Por ilustrar las dificultades que tuvo que superar Muñoz, el sistema de autopilotaje lo construyó usando sensores de movimiento que extrajo de los mandos control remoto de una videoconsola. Para adosar los microchips a los circuitos impresos tuvo que calentarlos en el horno de la casa. A medida que iba haciendo avances los iba publicando en forma de post en una web para otros interesados en los drones y en el DIY. Así fue como debió conocerlo Chris Anderson.
El nombre le restultará familiar a algunos. Chris Anderson ha sido redactor jefe de la revista Wired y es un autor influyente en el mundo de la tecnología. Lo primero que hizo fue proporcionar a Jordi Muñoz 500 dólares para que continuara con sus investigaciones. En poco tiempo ambos mantenían una comunicación fluida por email y teléfono.
Tras la venta de una docena de drones construidos en el garaje, Muñoz y Anderson deciden poner en marcha una empresa juntos. Así nació 3D Robotics, que pasó de basar el trabajo en tutoriales encontrados en Internet a tener empleados a 357 personas. La compañía cuenta con un centro de ingeniería en San Diego, donde trabaja Muñoz, una central de venta en Austin y las instalaciones de Tijuana, la ciudad de donde procede el mexicano, donde tiene lugar la producción. Aunque el aumento de la demanda ha dado lugar a que hayan empezado a fabricar en China también.
imágenes: 3D Robotics