Por qué las plataformas digitales deben estar gobernadas por una arquitectura de procesos, información y aplicaciones.
Estamos inmersos en una transformación digital masiva.
Transformación digital como evolución del modelo productivo de las empresas, transformación digital como cambio del modelo de relación de éstas con sus clientes, transformación digital como disrupción en los modelos de negocio y, en fin, transformación digital como cambio en la sociedad, como cambio radical de la forma en que trabajamos, en que nos comunicamos, en que nos organizamos, en que nos divertimos, en que nos relacionamos, en que vivimos…
Una transformación que surge y se apoya en la explosión de las tecnologías digitales, en las comunicaciones fijas y móviles en banda ancha, en Internet, en las aplicaciones, en la nube, en la movilidad, en las redes sociales, en el Big Data…
Uno de los conceptos que trae consigo la transformación digital es el de las plataformas. Un nombre que abarca dos fenómenos con una raíz común pero muy diferentes en sus implicaciones.
Por un lado, las plataformas como modelo de negocio, como ecosistemas en que un actor principal coordina una red de agentes y partners, empresas o personas, que bajo un modelo común interactúan para aportar un valor diferencial a mercados y clientes.
Y las plataformas como modelo operativo, como forma en que las diferentes unidades de una compañía interaccionan entre sí, se coordinan y aportan valor a sus clientes.
Aunque las plataformas son principalmente un concepto de negocio, lo cierto es que como motor técnico y sustento habilitador e imprescindible, encontramos tecnología TI avanzada, tecnología que integrando conceptos como BPM y SOA proporcionan el entorno tecnológico que permite y potencia esas interacciones entre las unidades de negocio y de éstas con los partners.
Pero hace falta algo más que un modelo de negocio y una tecnología para que una plataforma funcione correctamente. Hace falta un gobierno y unos principios directores que proporcionen coherencia, completitud e integridad a los módulos que conforman la plataforma.
Y en el centro de esos principios directores nos encontramos con el concepto de arquitectura empresarial, una idea que, introducida por Zachman en el 1987 en su famoso artículo ‘A framework for information systems architecture’, ha evolucionado desde una visión dominada por la perspectiva TI a una visión más centrada en el negocio.
La arquitectura empresarial nos proporciona una estructura para los conceptos empresariales. Aunque existen muchas variantes, y ningún modelo claramente dominante, podemos considerar que una arquitectura empresarial, típicamente, incluye los tres planos siguientes:
- Un mapa de procesos de la compañía
- Un mapa de información corporativo
- Un mapa de aplicaciones
Estos tres mapas suelen acompañarse de una arquitectura tecnológica y de integración que guían y acotan la construcción e integración de sistemas, seleccionando tecnologías y estándares.
El papel de la arquitectura empresarial es proporcionar completitud, orden y coherencia, ofreciendo, en los tres planos indicados, procesos, información y aplicaciones, un mapa donde los elementos que los componen tienen estas tres propiedades:
- La unión de todos los elementos de cada plano (proceso, información o aplicaciones) proporciona la visión completa de la compañía en ese plano
- Los elementos de cada plano no se solapan entre si
- No existen gaps entre los elementos de un plano
Además, los elementos de los planos se relacionan entre sí con una trazabilidad perfecta y conocida:
- Los procesos de negocio utilizan entidades de información y se implementan sobre aplicaciones
- Las entidades de información se alojan en las bases de datos y el software de las aplicaciones y constituyen los datos que manejan los procesos de negocio.
- Cada aplicación implementa una serie de elementos de proceso y gestiona una serie de entidades de información.
En el ámbito privado o en las relaciones C2C, las cosas pueden evolucionar de muchas maneras, pero cuando de negocios y del ámbito corporativo hablamos, las compañías que aspiren a ser líderes del mundo digital, harán bien en perfeccionar y poner a punto sus plataformas digitales y, al hacerlo, regir esas plataformas con los principios de la arquitectura empresarial.
Foto de cabecera by Andres Garcia