La predicción del impacto de Tiangong-1 en la Península Ibérica se ha disipado hoy tras conocer la llegada de la nave al Pacífico Sur. China prevé contar en 2019 con los preparativos para la elaboración de una estación espacial compuesta por varios módulos, cuya conclusión está prevista de cara a 2022.
El 19 de septiembre de 2016, un oficial chino confirmó que la estación Tiangong-1 se encontraba en caída hacia la Tierra con previsión de entrar en la atmósfera en abril de 2018, y posiblemente en la Península Ibérica. Imagine por un segundo la composición melódica de *Así habló Zaratustra» de Richard Strauss mientras una llama invisible surca a cámara lenta la soleada marejada del Océano Pacífico. Como si de una coincidencia poética se tratase, durante el 50º aniversario de la película «2001: Odisea en el espacio» de Stanley Kubrick, el proyecto del Tiangong-1 ha llegado a su fin.
Este laboratorio en órbita, que recibe el nombre de palacio celestial, es un programa espacial de la República Popular de China que tenía como objetivo crear una estación espacial de tercera generación.
No fue hasta 2007 cuando se hicieron públicos los planes para el lanzamiento en 2010 de este laboratorio espacial de 8 toneladas de peso. Tras más de seis años en el espacio, el Tiangong puso fin a su trayectoria a las 8:15 hora china (2:15 hora española) al precipitarse en la remota región central del Pacífico sur. Muchos fueron los que temieron la caída de la nave y sus posibles consecuencias, aunque cada año, según parece cae a la Tierra un centenar de grandes artefactos y nunca ha habido heridos. De hecho, solo existe un caso registrado como víctima de la chatarra espacial, y aún así vivió para contarlo. En 1997, Lottie Williams de Tulsa, Oklahoma, observó una luz brillante en el cielo que le alcanzó su hombro. El análisis posterior mostró que era parte de un cohete que se había lanzado nueve meses antes.
Tras ser visitado por seis astronautas en dos misiones espaciales chinas, en 2012 y 2013, a finales de 2016, las autoridades chinas perdieron el control sobre Tiangong-1 y sus comunicaciones. Fue entonces cuando se lanzó con éxito un segundo módulo, llamado Tiangong-2, que sigue operativo. El gigante asiático prevé contar en 2019 con los preparativos para la elaboración de una estación espacial compuesta por varios módulos, cuya conclusión está prevista para 2022.Trece agencias espaciales, bajo el liderazgo de la Agencia Espacial Europea, han observado la evolución del descenso del Tiangong a través de radar y ópticas, siguiendo su camino alrededor del mundo y modelando su comportamiento.
Un video del principal medio de noticias de la Televisión Central de China incluyó en 2013 imágenes de tres astronautas dentro de la estación. Este fue el último equipo en visitar Tiangong-1.
Según el medio estatal chino, Xinhua, durante la primera fase, la resistencia atmosférica habrá rasgado las matrices solares, las antenas y otras partes externas a una altitud de unos 100 kilómetros y, probablemente la estación se desintegrase a 80 km se altitud, aproximadamente. La mayor parte de este laboratorio quedó destruida en la fase de entrada en la atmósfera.
Imágenes: N.Y. Times, Philip Smith, Aerospace Corporation, China Manned Space Engineering Office