Nobel de Química

La «caja de herramientas» para reparar nuestro ADN protagoniza el Nobel de Química

Tomas Lindahl, Paul Modrich y Aziz Sancar reciben el Premio Nobel de Química 2015 por sus investigaciones sobre los mecanismos de reparación del ADN. ¿Cuál es la importancia de este trabajo?

A diario nuestro ADN es «atacado» por múltiples lados. La radiación ultravioleta, sustancias como el tabaco o procesos biológicos como la división celular pueden provocar mutaciones, es decir, variaciones que cambian la estructura de la molécula que porta nuestra información genética. Por fortuna, las células cuentan con una particular «caja de herramientas» a nivel molecular que logra reparar el ADN, dotando a la vida de una estabilidad bioquímica que hoy ha protagonizado el Premio Nobel de Química.

Tras los anuncios del Nobel de Medicina y del Nobel de Física de los últimos días, la Real Academia de Ciencias de Suecia tenía que dar a conocer el último galardón relacionado con la investigación experimental. Aunque todas las predicciones apuntaban a la técnica CRISPR-Cas9, desarrollada en 2012 por Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier, el premio ha reconocido otro trabajo fundamental en el campo de la bioquímica.

Hasta la década de los setenta, la comunidad científica consideraba que el ADN era una molécula muy estable. Nada más lejos de la realidad. Numerosas sustancias y procesos provocan efectos sumamente dañinos, que tienen como resultado la aparición de mutaciones genéticas que aumentan las probabilidades de padecer enfermedades como el cáncer.

cáncer

La investigación realizada por Tomas Lindahl, Paul Modrich y Aziz Sancar, premiadas con el Nobel de Química, ha permitido conocer tres mecanismos de reparación del ADN, que reducen de forma significativa la tasa de error y la frecuencia de las mutaciones genéticas. Lindahl fue el primero en desterrar la idea de la estabilidad del ADN, al demostrar que existía un sistema conocido como «reparación por escisión de bases» que podía revertir los daños sufridos por esta molécula.

Posteriormente sería Sincar el que estudiaría dos procesos parecidos, que funcionaban en condiciones de luz (fotoliasa) y de oscuridad, que lograban «romper» los nudos que se formaban en el ADN (con los llamados dímeros de timina) o hacer desaparecer regiones defectuosas de hasta 12-13 letras, respectivamente. Su estudio permitió mapear el denominado mecanismo de reparación por escisión de nucleótidos.

Modrich, por su parte, se encargó de investigar el sistema de reparación de desapareamiento de bases, un proceso que se activa cuando se producen errores durante la división normal de nuestras células. El estudio de estos mecanismos, aunque partían de la ciencia básica, ha permitido también desarrollar nuevos tratamientos contra el cáncer. Un ejemplo es la llegada del olaparib, un anticuerpo monoclonal usado como terapia contra los tumores de ovario. Los trabajos de estos tres científicos, sin duda, han marcado un punto de inflexón en los estudios de química y biología, esfuerzo por el que ahora han recibido el Nobel de Química de 2015.

Imágenes | Christoph Bock (Wikimedia), Pixabay

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