La curiosidad humana se hace artificial

A este nuevo algoritmo informático creado por unos investigadores de la Universidad de Berkeley le importa más conocer que conseguir objetivos

La curiosidad ya ha dejado de ser solo una facultad humana, la Inteligencia Artificial también quiere hacerse con esta habilidad. A este nuevo algoritmo informático creado por unos investigadores de la Universidad de Berkeley le importa más conocer que conseguir objetivos. Este software desafía los límites de la Inteligencia Artificial que avanza con paso firme hacia un futuro donde las máquinas que dispongan de él serán capaces de todo.

Los niños, los seres humanos más curiosos, basan su conocimiento del mundo a través de esta habilidad: miran, tocan, se expresan e interactúan con su entorno para conocerlo lo mejor posible. ¿Y si las máquinas pudieran hacer lo mismo? El software de IT basado en este nuevo modelo de curiosidad se ha puesto a prueba con un personaje virtual de un videojuego para que conozca su escenario sin necesidad de conseguir objetivos específicos. Conocer por conocer es el objetivo de este algoritmo que se ha incorporado en uno de los juegos más clásicos como el Mario Bros. Se convierte por tanto en una Inteligencia Artificial reforzada y más humana que nunca.

No es uno de los primeros trabajos que intentan añadir nuevas habilidades a la Inteligencia Artificial. De hecho, un programa de Deepmind, AlphaGo, logró vencer a un jugador profesional de Go, un juego de mesa estratégico originario de china. Aunque en este caso el objetivo estaba definido: debía vencer a su contrincante. Sin embargo, con este nuevo estudio la máquina que incorpore esta tecnología realizará un aprendizaje automático con el simple hecho de conocer su entorno. Y así lo hizo a través del juego Mario Bros, aunque no consiguiera pasar el primer nivel, el personaje conocía cada vez mejor su entorno sin necesidad de coger monedas o vencer a los monstruitos. Pero a medida que más aprendía más fácil le resultaba vencer los pequeños obstáculos que se ponen por su camino. Por tanto, la efectividad crece cuando la curiosidad se pone de su lado.

La curiosidad artificial, a prueba

Estas máquinas curiosas con ganas de conocer “el mundo” pueden llegar incluso a aprender más que aquellas que solo se fijan en objetivos muy específicos. Aunque esta curiosidad es egoísta si se relaciona en función de la misma habilidad, pero en humanos. Las máquinas curiosean solo con aquello que les afecta directamente. A diferencia de los humanos que somos capaces de ser observadores del entorno, aunque no nos afecte.

Se espera que gracias a este aprendizaje reforzado los robots puedan responder a situaciones adversas espontáneas de la forma más rápida posible. Uno de sus creadores, Pulkit Agrawal, señala que ante estas adversidades los androides malgastaban muchísimo tiempo. La llegada de esta curiosidad artificial podrá facilitar la reacción de estos robots ante situaciones imprevistas, como, por ejemplo, la de un brazo robótico que tiene que sostener un objeto con forma irregular.

Este nuevo algoritmo fue probado en dos juegos, el ya mencionado Mario Bros y VizDoom, un juego de rol en 3D de disparos. La implantación de esta curiosidad en los personajes reforzó su proceso de aprendizaje. Por ejemplo, en el videojuego 3D el protagonista exploraba el espacio y se desplazó en él por sí solo de manera muy efectiva. Aun así, este aprendizaje reforzado tiene sus limitaciones, pues en los dos juegos se demostró que va a lo seguro. Antes que lanzar a seguir explorando, la IA volvió sobre sus pasos para poder continuar. Además, sin descubrir posibles atajos o aquellos escenarios escondidos como, por ejemplo, el interior de los pozos en el juego de Mario Bros.

Sin duda alguna, este aprendizaje autónomo avanzado más curioso supone un gran progreso para estas máquinas inteligentes que crecen para poder vencer retos, hasta el momento imposibles para nosotros. ¿Llegará a equipararse ese proceso de aprendizaje en robots al de un niño que aprende a dar sus primeros pasos? Dejemos que la Inteligencia Artificial siga su curso y no pare de sorprendernos.

Aun así, en este camino que recorre la IA no solo los robots son los grandes beneficiarios de la tecnología puntera, la salud o la educación también tienen un hueco para ella. Desde el BlogThinkBig.com os desvelamos el potencial de la Inteligencia Artificial en la educación. Educar y tecnología pueden ir de la mano, alejándonos de los estereotipos que la sitúan en contra. Y donde más nos puede beneficiar es en la salud. Detecciones cada vez más precoces y efectivas suponen el mejor aliado de la IA para vencer problemas tan graves como el cáncer o la depresión. De hecho, adelantábamos en el BlogThinkBig.com cómo la Inteligencia Artificial está más cerca de vencer la depresión.

Solo queda esperar para ser testigos de que lo la tecnología puede traernos.

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