Barbara Knickerbocker-Beskind

La diseñadora de 91 años que trabaja en Silicon Valley

La diseñadora Barbara Knickerbocker-Beskind tiene 91 años y trabaja para una empresa de Silicon Valley. Sin complejos.

Cuando Barbara Knickerbocker-Beskind vio en 2013 a David Kelley en el programa de televisión 60 minutes se planteó que ella podría echarle un cable a aquel hombre. Barbara tenía entonces 89 años y toda una trayectoria a sus espaldas como terapeuta ocupacional. Aquel hombre, David Kelley, era el fundador de la firma de diseño IDEO, que en su momento diseñara el primer ratón para Apple, así como la Palm V y otros productos para marcas de la talla de Coca-Cola o Ford.

Actualmente IDEO cuenta con más de 600 empleados y está asentada en varias ciudades de Estados Unidos, en Londres, en Múnich y en polos económicos asiáticos, como Tokio, Shanghái y Singapur. Nos habíamos quedado en que Barbara vio a David Kelley y pensó que podría ayudarle. Por las palabras que dijo el fundador de la compañía en televisión, esta veterana intuyó que en su empresa aceptaban y realmente respetaban a gente con trayectorias muy variadas.

Desde luego la trayectoria de Barbara era muy distinta a cualquiera que pudiera trabajar en IDEO. Su labor profesional como terapeuta ocupacional, apoyando la rehabilitación de personas con discapacidad o pacientes con diferentes tipos de lesiones, se unía a su formación primitiva en Artes y Diseño, que completó en 1945. A esto último sumaba las clases que había dado a partir de 1997 de base artística, para aprender nociones que le sirvieran en sus dibujos.

Barbara Knickerbocker-BeskindPorque sí, Barbara dibujaba. Practicaba esta disciplina para crear los diseños de sus inventos. Como terapeuta ocupacional había tenido que enfrentarse a múltiples retos a lo largo de su vida profesional y algunos de ellos requerían un punto más de ingenio que se sobrepusiera a los instrumentos y recursos existentes. De ahí que ideara sus propios artilugios, como una almohada cuadrara que patentó para proteger a los niños cuando se caían.

Barbara se puso manos a la obra y redactó una carta a Kelley, que envió por correo postal. La diseñadora confesaba a la BBC que no usa el ordenador porque sus ojos se lo impiden. En una semana obtuvo la respuesta: la invitaron a las oficinas a conocer a parte del equipo de IDEO. La compañía estaba desarrollando en esos momentos una serie de diseños orientados a ayudar a las personas de más edad.

Cuando Barbara llegó a las oficinas, con la idea de que tendría una charla con un par de personas, se encontró con 30 ó 35 diseñadores e ingenieros que aguardaban a que ella hablara. A partir de ahí esta mujer que ahora tiene ya 91 años se convirtió en consultora para el equipamiento y el diseño de productos y servicios dirigidos a la población mayor y a las personas con visión reducida.

Cada jueves Barbara toma el tren hacia las oficinas de IDEO. Llega sobre las diez de la mañana y se sienta. La gente concierta encuentros con ella y le pide consejo. Del ambiente destaca que hay un tono “extremadamente colaborativo” y hace notar que se la trata como a una igual, pese a que la gente allí tiene seis o siete décadas menos que ella y muchos cuentan con doctorados o másteres. Sus palabras, en cambio, son respetadas en base a su experiencia. Una experiencia que echó a rodar hace mucho tiempo, especialmente en los tiempos de la Gran Depresión cuando su padre le enseñó a fijarse en las cosas a su alrededor y su madre, a disparar su creatividad. La necesidad afila el ingenio y en aquel momento no había dinero para comprar muchas cosas. Barbara las tenía que inventar.

Imágenes: Engel ChingIDEO

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