electrónica flexible

La electrónica flexible, ¿una realidad gracias al metal líquido?

En el futuro podríamos imprimir circuitos de electrónica flexible. Una investigación diseña el metal líquido que funciona como tinta de estas impresoras.

Teléfonos móviles que se doblan, biosensores e implantes médicos que se adaptan a la forma de nuestro cuerpo o tejidos inteligentes son algunos de los ejemplos de los dispositivos que veremos en el futuro. La electrónica flexible está a la vuelta de la esquina, y su llegada vendrá marcada por la mejora en la fabricación de los propios circuitos electrónicos.

Entre los dispositivos que podremos encontrar, tendremos e-books que puedan enrollarse en nuestras mochilas sin dejar de funcionar, nuevos sistemas de iluminación de bajo consumo o sensores que monitoricen nuestro estado de salud. La idea es que nuestra vida sea un poco más fácil gracias a estos avances tecnológicos.

¿El reto? Imprimir circuitos electrónicos

Como señalan desde el Instituto Tecnológico de Zurich, «la integración de las funcionalidades electrónicas en objetos cotidianos podrían mejorar los beneficios para los usuarios e incluso dar lugar a nuevas aplicaciones». Uno de los puntos críticos para que la electrónica flexible sea una realidad al alcance de todos los consumidores es la mejora en la producción de circuitos electrónicos.

La impresión de estos dispositivos se ha convertido en una sólida alternativa para acelerar la llegada de la electrónica flexible. Por ejemplo, el laboratorio Xerox PARC de la compañía de Palo Alto trabaja para crear impresoras con las que podamos ver algún día estos productos en el mercado.

En ese sentido, una investigación realizada por la Purdue University podría facilitar la impresión de los circuitos electrónicos flexibles. Según un trabajo publicado en Advanced Materials, la tinta de estas impresoras podría estar compuesta de metal líquido, un material que permite que los dispositivos no se rompan al doblarse o estirarse.

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Esta particular tinta estaría compuesta de nanopartículas de galio e indio, dos elementos químicos poco abundantes que, sin embargo, podrían impulsar la impresión de la electrónica flexible. Para fabricar este peculiar ‘metal líquido’, los investigadores tuvieron que dispersar las nanopartículas en un solvente no metálico (etanol) mediante ultrasonidos.

Y es que el metal líquido per se no puede utilizarse como tinta de impresión. El trabajo realizado por estos científicos permite ahora que puedan imprimirse dispositivos y circuitos electrónicos con mayor facilidad, pues las nanopartículas son suficientemente pequeñas como para atravesar la boquilla de las impresoras. Además, la ventaja de usar etanol es que puede evaporarse, por lo que la pieza fabricada sólo está compuesta del metal líquido diseñado.

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Tras completar el proceso de impresión, las nanopartículas deben reagruparse aplicando una ligera presión. Este paso es fundamental ya que van inicialmente recubiertas de galio oxidado, un material superficial que impide la conductividad eléctrica. Este revestimiento es muy frágil, por lo que al presionar el circuito imprimido se rompe dicha ‘piel sintética’, permitiendo que el circuito conduzca la electricidad.

Gracias a este sistema de fabricación, los investigadores también pueden seleccionar qué zonas pueden tener conductividad y cuáles no. Lo hacen simplemente aplicando una pequeña presión para eliminar el recubrimiento de galio oxidado, un paso que permitirá la activación de los sistemas y productos imprimidos. Su trabajo, sin duda, es una buena muestra de que la electrónica flexible, tan prometedora como futurista, está a punto de ser una realidad.

Imágenes | Penn State (Flickr), Xerox Parc

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