La labor fundamental de las redes de telecomunicación es la de cubrir la creciente demanda de conectividad de la sociedad y el mundo digital. Por lo tanto, las redes del futuro se han de ser creadas en función de los clientes, de los servicios que éstos demanden, adaptándose completamente a sus necesidades y dedicando para ello los recursos precisos, bajo un modelo sostenible de desarrollo, tal y como ya se ha venido haciendo en el pasado.
Los consumidores requieren una conectividad de calidad y de cada vez más velocidad. Conectividad en todo momento y en cualquier lugar. Una conectividad fiable, a través de la cual acceder a los servicios y aplicaciones, que cada vez son más demandantes de capacidad: velocidades de transmisión superiores, latencias más bajas y mejores jitters.
A los consumidores no les importa la tecnología que hay por detrás, pero sí que la conectividad funcione de manera transparente, sin costuras, seamless en inglés. El cliente residencial quiere estar conectado permanentemente y esa conectividad se está haciendo extensiva no sólo entre personas o contenidos, sino también en el seno del mundo digital. Experiencias como el uso de dispositivos de realidad virtual o aumentada ponen de manifiesto la necesidad de que la red ofrezca a estos dispositivos más demandantes las capacidades precisas para que la experiencia en ellos sea óptima. Una fusión de lo físico y lo digital.
Un modelo que necesita ser sostenible
En el ámbito de las empresas, además de mayor capacidad, es crítica la seguridad, el consumo bajo demanda de ancho de banda y la provisión de calidades diferenciadas por tipos de tráfico o servicios.
La dificultad de todo ello es hacer sostenible el modelo. Los recursos son limitados y debemos asegurar que los recursos de la red se ofrecen a los clientes que lo precisen, en el momento en que se necesite y con los servicios que así lo requieran. El modelo sostenible pasa por ser dinámico y bajo demanda y para ello es básica la programabilidad de la red.
El modelo sostenible pasa por ser dinámico y bajo demanda y para ello es básica la programabilidad de la red.
La red va a ser capaz de habilitar nuevos modelos de negocios, exponiendo capacidades monetizables y actuando como plataforma de servicios programables. Y todo ello con criterios de rentabilidad económica, sostenibilidad y capturando un valor justo, al tiempo que gestiona los principales retos relacionados con la sociedad digital: los problemas de privacidad y seguridad, la brecha digital y las consideraciones éticas.
En esta evolución a la red del futuro, hay cuatro palancas tecnológicas que accionar:
- La gestión de los ciclos tecnológicos y el apagado de la tecnología legada.
- La Softwarización y el movimiento al Cloud.
- Las arquitecturas abiertas y desagregadas.
- La Automatización y el uso de Inteligencia Artificial para conseguir la red autónoma.
En esta serie de artículos vamos a ir describiendo cada una de ellas. Veamos en detalle cómo estamos gestionando los ciclos tecnológicos y avanzando en el apagado de la tecnología legada.
Ciclos tecnológicos
Los siguientes ciclos tecnológicos de las redes de fibra, del FTTH y de las redes móviles nos están llevando, por un lado, a una revolución tecnológica en capacidad que permitirá ofrecer servicios en el hogar con velocidades de hasta 10 Gbps simétricos, “evolucionables” hasta 50Gbps más adelante.
Por otro lado, en el ámbito móvil, al 5G le seguirá la evolución con el 5G Advanced y, posteriormente el 6G, en el cual se introducirán bandas de frecuencias mucho más altas que permitirán ofrecer una capacidad sustancialmente mayor y una latencia mucho más baja. La conectividad en el hogar también va a evolucionar con nuevas versiones de Wi-Fi aprovechando así toda la capacidad ofrecida por la fibra y mejorando la experiencia de cliente.
La evolución de los ciclos tecnológicos de las redes de fibra, FTTH y de las redes móviles 5G y más allá del 5G nos están llevando a una revolución en la oferta de capacidades telco.
Todo ello va a hacer posible que se puedan soportar aplicaciones como la realidad extendida, las comunicaciones holográficas, el internet de las cosas en la industria 4.0, la conducción realmente autónoma, la asistencia remota de forma masiva o la gestión de conjuntos de robots y drones.
También se extenderá la cobertura de las redes en zonas remotas o de difícil acceso ofreciendo servicio de banda ancha en cualquier parte del planeta gracias a la integración de las redes satelitales, no terrestres, en el acceso. En el ámbito del internet de las cosas se avanzará en una integración mucho mayor de los sistemas de comunicación y los sensores, disponiendo de una única infraestructura 6G común. Ello va a permitir construir gemelos digitales de manera más fiel y eficiente.
La red va a disponer de tecnologías como Network Slicing que va a permitir crear redes con características específicas de manera dinámica para garantizar, por ejemplo, servicios críticos. Network slicing es una solución que propone dividir la infraestructura física en un conjunto de particiones lógicas de red denominada slices. Cada slice está diseñada y optimizada para satisfacer la demanda de uno o varios casos de uso; esto brinda la flexibilidad de entregar a cada cliente las prestaciones que necesita en cada momento. Por otro lado, el Edge o la computación desde el extremo de la red, reducirá la latencia y dará soporte, por ejemplo, a la futura inteligencia artificial distribuida o albergará servicios como los juegos on-line.
Apagado masivo de tecnologías legadas
La evolución de estos ciclos tecnológicos y el despliegue de estas tecnologías en nuestras redes irán acompañados del apagado masivo de tecnologías legadas, como son la red de telefonía conmutada y el par de cobre, así como, las redes 2G y 3G y los sistemas asociados. Al mismo tiempo, dejaremos de invertir progresivamente en las actuales redes 4G para hacerlo en las redes del futuro, 5G y su evolución y 6G. Todo ello dará lugar a importantes mejoras derivadas de la reducción de complejidad, un mejor aprovechamiento del espectro, mejoras en procesos y operaciones, reducción de fallos, e importantes ahorros energéticos, entre otros.
La evolución de los ciclos tecnológicos y el despliegue de estas tecnologías en nuestras redes irán acompañados del apagado masivo de tecnologías legadas.
La propia evolución de la tecnología nos está llevando a tener redes cada vez más potentes, escalables, más eficientes desde el punto de vista energético y más seguras. Redes que no sólo ofrecerán conectividad, sino también una alta capacidad de cómputo y que lograrán aproximar mucho más lo digital a lo físico. La red se convierte en una gran supercomputadora distribuida, que sirve de soporte para la siguiente evolución del mundo digital.
Imagen de cabecera Brand Factory.
