La influencia de la crisis de los refugiados en el diseño

La crisis de los refugiados en Europa no solo afecta a países geográficamente accesibles como Turquía y Grecia. Ahora también está atravesando continentes mientras los líderes mundiales buscan soluciones para ayudar a atenuar la crisis humanitaria. Tanto si usted se halla en Hungría, donde se está construyendo un muro para mantenerlos fuera, o por el contrario vive en Alemania, donde se les espera con puertas y brazos abiertos, o en un país más distante como Canadá o los Estados Unidos, miles de refugiados que huyen de la guerra y del hambre intentan hacerse un lugar en lo desconocido. La mayoría vienen sin nada, sólo con lo puesto. Muchos no conocen el idioma y ni tan sólo saben cuándo volverán a comer. A medida que el invierno se aproxima, el refugio es una necesidad cada vez más urgente para estos hombres, mujeres y niños desplazados.

En un momento en que la desolación es visible, uno de los pocos rayos de esperanza a que aferrarnos procede de la innovación que nace fruto de dicha desolación. No hay duda de que la crisis de los refugiados ha hecho emerger la urgencia por una innovación creadora para que, donde parecen faltarnos soluciones a la causa de su dolor, intentemos aportar pequeñas cantidades de confort a la transición.

Puesto que nos hallamos ante un problema de alcance internacional, evidentemente, las Naciones Unidas lideran el frente e intentan hallar soluciones innovadoras para una situación imposible. La ONU El Alto Comisionado de los Derechos Humanos (ACNUR) cuenta incluso con un fondo para la innovación y una serie de proyectos centrados en los refugiados en cada etapa del proceso de diseño. Se trata de una organización «offshoot» centrada en crear muchos productos mínimos viables (MVP) y prototipos que primero se prueben en campo antes de perfeccionarlos basándose en los casos de uso y comentarios de primera mano de los refugiados. La organización, de más de 70 años, aplica metodología de uso validado (lean startup) para generar, probar y trasladar soluciones inmediatas a las personas desplazadas por la fuerza.

¿Cómo pueden aprender los niños hallándose tan lejos de su lengua y hogar?

Ya hemos hablado de cómo el aprendizaje por móvil se ha convertido en una gran oportunidad de impacto social.

Más de la mitad de los 115.000 refugiados instalados en el campamento Kakuma de Kenia son niños. La plataforma de aprendizaje digital Made by Many se ha asociado con Skype en el Aula para abrirse y conectar a residentes de este campamento creado hace ya 20 años. Por primera vez este año, los estudiantes, jóvenes y adultos, además de poder acceder a sistemas de educación externos, podrán acceder a clases reales, idiomas nuevos y modernos métodos de aprendizaje audiovisual.

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El año pasado Vodafone trabajó con el ACNUR para construir 13 Escuelas Digitales en Caja (Instant Network Classroom) en Dadaab (Kenia), donde viven 350.000 somalís desplazados a causa de la sequía, la pobreza y las guerras civiles. Gracias a la instalación de tabletas, baterías recargables con energía solar y generadores de apoyo, conectividad y recursos para conectar con los formadores, las Escuelas Digitales en Caja son las primeras en estar equipadas para incorporarse inmediatamente y saltar la barrera de la educación tecnológica que a menudo retrasa drásticamente los temas que realmente deben abordarse en educación. Se trata de un programa único porque se «centra menos en la tecnología y más en el desarrollo de un sistema de cohesión que insista en el contenido y en la construcción de capacidades». También resulta útil en el aprendizaje de cosas que quizás para los niños solo son conceptos, como comprender qué son realmente un río o un bosque.

Cuentan también con programas como la simple distribución de lectores de libros electrónicos totalmente cargados con ejemplos graves de obreros de la construcción. Son todos programas piloto, con resultados formales esperanzadores pero todavía no confirmados.

¿Puede usted ayudar al medio ambiente y a las personas?

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No son solo las grandes ONG multinacionales las que ayudan a rediseñar la experiencia de los pueblos en crisis. La inteligente joven arquitecta y diseñadora jordana y canadiense Abeer Seikaly ha incluido la función, la ecología y, nos atrevemos a decir, el arte contemporáneo en sus tiendas multiuso para los desplazados. Este invento totalmente biodegradable, con parte destinada a refugio, parte destinada a ducha y con tuberías instaladas es simplemente alucinante. Modelado a partir de una combinación de piel de serpiente y telas tejidas al estilo tradicional, la tienda de doble capa puede proteger de la lluvia y del frío y, al mismo tiempo, permite respirar aire fresco y expulsar el aire caliente durante los meses de verano. La energía solar se almacena en el tejido para permitir la recarga de las baterías durante la noche. El agua de lluvia se recoge y almacena en los compartimentos externos tejidos, de modo que puede utilizarse para uso doméstico e incluso para la ducha, filtrada mediante un sistema de termosifón. Pero quizás la parte más atrevida de estas estructuras de iglú semejantes a un cesto es que pueden doblarse con facilidad y permiten el transporte rápido y su instalación en aldeas de refugiados o en caso de desastres naturales.

Tal como Seikaly explica, «Se espera del diseño que llene un vacío en las necesidades de las personas». Para la arquitecta y diseñadora, el diseño de sus tiendas es una forma de ayudar a las personas a reconstruir sus vidas.

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