La tecnología se ha puesto al servicio del deporte para retratarlo a tiempo real y con precisión milimétrica.
Quizá recuerde el lector aquel capítulo de la serie de animación Oliver y Benji en el que los protagonistas se enfrentaban a un equipo que hacía trampas al utilizar la tecnología para medir distintos parámetros del campo y así poder tomar decisiones de juego.
Hace tiempo que esos partidos «robóticos» dejaron de ser una fantasía. Cada disciplina deportiva profesional cuenta con programas que miden todo lo medible con tecnologías de real-time data. Son herramientas desconocidas para gran parte del público, pero algunas de ellas alcanzan niveles de detalle realmente sorprendentes.
La UEFA utiliza un programa propio llamado LDG (Live Data Gathering) para elaborar las actas oficiales de los partidos y para seguirlos en vivo a través de la sección MatchCentre de UEFA.com. Las personas encargadas de recopilar los datos se llaman VDC (Venue Data Coordinator). Su trabajo empieza con una visita al estadio en la víspera de cada partido, donde también asisten a una rueda de prensa, ya que su puesto está más relacionado con el periodismo de lo que lo están los estadísticos de otros deportes. Recogen datos antes, durante y después del partido. Registran alineaciones, goles, tarjetas, tiros a puerta y cualquier otra incidencia. Tras el partido, validan esta información con el equipo arbitral para que después pueda ser utilizada por periodistas y aficionados.
Según Marcos Prieto, VDC de UEFA, tanto el cuarto árbitro como el director de cada evento organizado por UEFA siguen apuntando manualmente los acontecimientos más importantes para luego contrastarlos con los registrados por el VDC. “A veces no es sencillo registrar la cantidad de datos que pueden producirse, por ejemplo, en un momento tenso del partido en el que tienen lugar un gran número de faltas, córners, ocasiones de gol…”, explica.
Las estadísticas que se ven por televisión durante el transcurso de un partido de Champions —por ejemplo, la distancia recorrida por cada jugador o los pases correctos e incorrectos efectuados— los recoge una empresa italiana llamada Delta Tre mediante la colocación de varias minicámaras en el terreno de juego. Esta compañía tiene un acuerdo con UEFA para ofrecer este servicio.
Los informes más detallados son difíciles de digerir para el público en general, pero la mayoría de estos programas pueden exportar también importes más sencillos muy útiles para crónicas o entregar galardones como el MVP. Según Prieto, “el público quiere datos y a los periodistas les facilita mucho el trabajo contar con una información lo más detallada posible”. Por ejemplo, el periodista deportivo apodado Mister Chip basa sus artículos y tuits en curiosidades o información relevante que obtiene de las estadísticas sobre fútbol.
Para ser uno de los pocos VDC que hay en Europa, hace falta “un cierto nivel de conocimiento técnico sobre fútbol, familiarizarse con el uso del programa practicando con partidos en diferido y una dosis de concentración para no perderse nada de cuanto sucede sobre el césped”, en palabras de Prieto.
Cada competición profesional de fútbol tiene sus propios programas asociados. Por ejemplo, la Liga española usa un software de análisis llamado Mediacoach.
Otros softwares, como Hego OB1 System o Longomatch, pueden utilizarse para distintas disciplinas deportivas. También hay empresas, como Sico, que ofrecen reportes ya ‘masticados’ a los clubes que lo solicitan. Y cuanto más popular es el deporte, mayor es también la oferta de programas no profesionales para cuantificar sus estadísticas: cualquier equipo ‘de barrio’ puede hacerse con uno que cuantifique los parámetros más básicos.
En voleibol profesional, los estadísticos o scout men usan códigos con los que registran a tiempo real cada detalle de una jugada. El programa más popularizado para hacerlo es el Data Volley, que es usado por el 90% de los equipos del mundo y por la totalidad de las selecciones nacionales. Los dedos de los scouts teclean cada jugada mientras sus ojos miran el partido. Lo hacen a tal velocidad que parecen taquígrafos. Registran tantas variables que, viendo un informe de Data Volley, podría reconstruirse con bastante exactitud un partido. Según César Hernández, actual ScoutMan del Lokomotiv de Baku de Azerbaijan y ex ScoutMan de la Selección Española Femenina, “registramos todos los contactos de los jugadores con el balón determinando qué tipo de contacto es, qué técnica usa el jugador, en qué zona del campo se produce y, en algunos contactos, a qué altura se produce. Es como el ‘hundir la flota’ pero en tridimensional. Toda esta información se recoge de ambos equipos y a tiempo real con códigos combinados”. Así, la digitalización de una jugada corta en voleibol que comience con un saque en salto potente de la jugadora número 15 podría quedar así: a15SQ15.16R3# 13EK1 17JC.6+1 a3D+21 a17J5.15+5 a1D+ a12Z1#5ª
Este registro de datos permite al equipo técnico tener un control absoluto del desarrollo del partido, ya que se conecta a un ordenador en el banquillo. “Esto nos permite comprobar si el equipo contrario está manteniendo las tendencias analizadas previamente o hacer los ajustes oportunos si detectamos modificaciones”. El deporte convertido en matemáticas. Los equipos profesionales tienen hasta tres personas encargadas de “localizar elementos que ayuden al entrenador a generar contenidos de entrenamiento para mejorar los ‘defectos’ de sus jugadores y preparar los partidos”.
Antes de la llegada del Data Volley, los técnicos se las ingeniaban como podían con bases de datos en Excel, “pero teníamos que invertir mucho tiempo para sacar algún análisis de utilidad”. Según Hernández, una fuerte mejora para versiones futuras del programa sería “la posibilidad de exportar los datos a herramientas estadísticas con mayor potencia de análisis como el software SPSS”.
La FEB (Federación Española de Baloncesto) utiliza un software propio llamado Baloncesto en vivo. Una persona del equipo local se encarga en cada partido de recopilar los datos que comparten a través de esa plataforma. La FIBA (Federación Internacional de Baloncesto) usa FIBA LiveStats.
Así podríamos continuar hasta el infinito. El mundo del deporte no ha podido resistirse a las ventajas que ofrece la tecnología. Y ello ha conllevado las primeras polémicas: si ahora es posible comprobar una jugada al instante en una pantalla, ¿por qué no se utiliza en jugadas dudosas en todas las disciplinas? ¿Es posible popularizar un sistema parecido al ‘ojo de halcón’ de las competiciones de tenis? ¿Qué consecuencias tendría eso en el ritmo de los espectáculos deportivos o en la profesión de los árbitros?
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