No todos los emprendedores de base tecnológica aspiran a crear una killer app o a diseñar el nuevo ingenio tecnológico que sorprenderá al mundo. Hay algunos cuya principal motivación para desarrollar un proyecto empresarial es aportar soluciones innovadoras a problemas sociales o medioambientales
Los emprendimientos sociales son iniciativas empresariales cuyo objetivo es resolver un problema social o medioambiental, sin dejar de buscar la sostenibilidad económica. La tecnología, omnipresente en todas las áreas, también lo está en los proyectos de emprendedores sociales, sobre todo en las modalidades de servicios online y aplicaciones. De una problemática social o medioambiental puede surgir una idea de negocio que ayude a solucionarla y que además tenga viabilidad económica, aunque sea a largo plazo. Como por ejemplo Helpy, una app de consumo colaborativo que se basa en la ayuda mutua entre personas: se puede pedir ayuda pero también ofrecer servicios; y AllergyChef, una plataforma online creada por y para personas con alergias o intolerancias alimentarias que les permite reservar online en hoteles o restaurantes de Barcelona que tengan menús adaptados. Avalados por la Sociedad Catalana de Alergia en Inmunología, además se encargan de formar a los propios restaurantes y les ofrece ideas de menús. Este fue uno de los 20 proyectos seleccionados en la convocatoria anterior del programa de Emprendimiento Social de la Obra Social «la Caixa” que ofrece, entre otros, una ayuda de hasta 25.000 euros y formación a medida impartida por la escuela de negocios IESE Business School. En las últimas convocatorias han notado el auge de los proyectos de emprendimiento social con base tecnológica. “Cada vez se están presentando más proyectos con base tecnológica. Emprendedores con inquietudes sociales pero que su campo de conocimiento es la tecnología, las apps y la informática han visto que hay un mundo de posibilidades gracias a las aplicaciones -que la gente ya está acostumbrada a utilizar en su teléfono móvil- que pueden facilitar la vida a las personas y a muchos colectivos diferentes. Es una extraordinaria oportunidad la que ofrecen las aplicaciones e Internet para resolver problemas de estos colectivos”, comenta Sergi Burrull, responsable del programa de Emprendimiento Social de la Obra Social “la Caixa”.
Es el caso del Health app, uno de los 20 proyectos admitidos (de entre un total de 287 solicitudes) en la cuarta convocatoria del programa y uno de los tres que se sirven de la tecnología, especialmente en formato app, para dar respuesta a problemáticas sociales. Así HealthApp es una app dirigida a personas con trastornos alimentarios como anorexia o bulimia que quiere hacer más fluida la comunicación entre paciente y médico además de contar con funcionalidades que motiven y ayuden a seguir el tratamiento de forma más divertida. “Los emprendedores sociales son personas inconformistas que quieren contribuir a la mejora del bien común, más allá de ganar dinero por ganar dinero. En un contexto de crisis y con personas con una formación extraordinaria en nuevas tecnologías se plantea un sistema híbrido en el que, con visión de mercado, se pueden visibilizar, dar un papel o empoderar a personas que hasta ahora estaban un poco al margen «, apunta Burrull.
Otro de los emprendimientos sociales admitidos en el citado programa es Koiki, que se orienta a insertar a personas discapacitadas o desempleadas en el ámbito de la mensajería urbana para facilitar la entrega de compras online, y que cuenta con una app. No todo son aplicaciones para el smartphone, también se están usando otras tecnologías como Helping Marketing Social cuyo proyecto se dirige a la rehabilitación de niños afectados por parálisis cerebral a través de la venta de un videojuego comercial especialmente diseñado para este colectivo.
Potencial de crecimiento
Y tecnologías más punteras como Big Data e Internet of Things (IoT) están colándose en proyectos de emprendimiento social como es el caso de The Social Coin, una plataforma para fomentar las buenas acciones mediante una economía de cadena que nace como un movimiento social para fomentar el altruismo. Cada moneda, que inicia una cadena de favores que queda registrada en su página web, incluye un código único, lo que permite trazar esa cadena. Además las monedas son biodegradables y contienen una semilla que se puede plantar al final de la cadena. «Durante un año salimos a la calle a hacer favores y nos dimos cuenta que un pequeño acto de generosidad mejora la vida, no solo de quien lo recibe sino también de quien lo hace», indica Iván Caballero, CEO y cofundador de The Social Coin. Y es lo quieren fomentar, pero no sólo entre particulares: pronto se dieron cuenta que las empresas, las universidades y las ciudades en general necesitan poder medir y fomentar la generosidad. Así cualquier organización puede colaborar acuñando monedas sociales que pueden ser trazadas en tiempo real, lo que permite medir su impacto en el mundo. En sólo 6 meses se han generado 150.000 acciones desinteresadas en más de 100 países. «Acabamos de lanzar una plataforma que usan empresas como Cisco, universidades como UC. Berkeley y ciudades como Barcelona, que permite fomentar y medir las buenas acciones, los retos a los que se suman las personas los valores que hay detrás de ellas, así como la mejora de la reputación en base a ello. Las empresas nos compran monedas sociales y pagan una licencia mensual por la página web, la aplicación móvil y un panel de control de toda la información», explica el cofundador de esta startup que ya ha pasado por la aceleradora Startupbootcamp Internet of Things & Data Barcelona, » donde demostramos que a pesar de tener una motivación social, nuestro modelo de negocio y referencias era igual o más consistente que muchos otros proyectos». Otro emprendimiento social que hace gran uso de la tecnología, en este caso también del Big Data, es Picto Connection es una software de comunicación inteligente, que se presenta en formato app y web, destinado a facilitar la comunicación de personas con trastornos del habla –ya sea por accidente o enfermedad– a través de pictogramas.
Aunque el porcentaje de proyectos de emprendimiento social de base tecnológica es bajo, se trata de un campo con un gran potencial de crecimiento. «De hecho, lo estamos esperando. Estamos esperando que personas con conocimientos tecnológicos y inquietudes descubran que tenemos una convocatoria para apoyarles», comenta el responsable del programa de Emprendimiento Social de la Obra Social “la Caixa”, quien incide en cómo la tecnología puede ayudar a paliar necesidades sociales o medioambientales tanto aquí como en países en desarrollo.
El reto de la financiación
Las empresas sociales aprovechan su actividad empresarial para transformar una realidad social pero, como el resto de emprendimientos, necesitan de un empujón financiero para comenzar. Y para facilitarlo, han surgido diferentes iniciativas, promovidas en algunos casos por entidades financieras como el ya mencionado programa la entidad financiera o como Momentum Project, una iniciativa de BBVA y ESADE. Otra sería la plataforma UnLtd España de apoyo al emprendimiento social. Y es que la financiación es un gran reto para este tipo de emprendedores, que suelen optar por las plataformas de crowdfunding, como fue el caso de The Social Coin.
«En España casi no existen fondos profesionales que estén transaccionando frecuentemente en inversión de impacto y el esfuerzo que requiere trabajar con ellos es tanto o más grande que el que se necesita para conseguir una ronda de inversión en el extranjero», explica Caballero. «Hasta ahora nos están financiando nuestros propios clientes. Ahora estamos buscando nuestra primera ronda de financiación de 1 millón de euros que se destinarán a establecer una oficina de ventas en Estados Unidos y consolidar el producto SaaS. Desde hace unas semanas estamos hablando con varios fondos de inversión americanos y con varios inversores privados tanto nacionales como internacionales».
Sin embargo el interés por los proyectos de emprendimiento social va en aumento también para los inversores en España, tal y como constata José Moncada, fundador y director general de La Bolsa Social, una plataforma online de equity crowdfunding que pone en contacto a inversores de impacto social con empresas sociales innovadoras. «Cada vez hay más gente que se sube al carro del emprendimiento social y del impacto social porque refleja el cambio de mentalidad que surge tras una crisis. En sus decisiones económicas la gente incorpora criterios éticos y medioambientales. Este cambio de mentalidad se refleja también en el emprendimiento: hay emprendedores que quieren arreglar un problema social o medioambiental de manera pragmática y hay inversores que quieren apoyar ese tipo de empresas, que quieren invertir con valores». Según Moncada, en Europa hay unos 110 fondos de inversión de impacto social y va en aumento. En España hay 4 o 5 y varios proyectos en marcha. «Hay mucha gente, inversores particulares también, que querrían apostar por este tipo de inversión, una inversión que refleje tus valores».
La Bolsa Social, que prevé salir en breve con 2 o 3 proyectos, quiere constituirse como el mercado de referencia para conectar empresas sociales con inversores de impacto social. «Tenemos acuerdos con las principales incubadoras de empresas sociales de España para seleccionar los mejores e iniciar una campaña de equity crowdfunding dirigida a inversores». La Bolsa Social trabaja con el banco ético Triodos Bank, que gestiona unas cuentas denominadas escrow, que en castellano vendría a ser «depósito o fideicomiso», explica el fundador de La Bolsa Social quien además remarca que la mayoría de proyectos recibidos tienen una base tecnológica: temas de asistencia a personas dependientes, apps para personas con discapacidad, participación ciudadana, de mejoras de temas educativos, de salud… serían algunos ejemplos. Para Moncada, las empresas sociales son muy innovadoras en la manera en que utilizan las herramientas tecnológicas para producir un impacto social positivo.
«El emprendimiento social todavía está buscando modelos de negocio sostenibles y debe madurar un poco para ser atractivo para emprendedores, ciudadanos e inversores», comenta el CEO y cofundador de The Social Coin.