La búsqueda de Cervantes ha permitido confirmar dónde se localizan algunos restos del escritor del Quijote. Ésta es la tecnología que han empleado en la investigación.
Considerado como uno de los más célebres escritores de la historia, la búsqueda de Miguel de Cervantes ha venido acompañada de una ingente cantidad de trabajo y esfuerzo por parte del equipo científico que coordina el estudio de sus restos. ¿Se encuentra en el Convento de las Trinitarias de Madrid?
Los investigadores han explicado que todas las evidencias históricas, antropológicas y arqueológicas permiten confirmar que entre los cuerpos inhumados en esta iglesia del barrio de Huertas están los restos de Cervantes. El conjunto de coincidencias acumuladas en estos meses y la ausencia de discrepancias han permitido afirmar que, efectivamente, la tumba de Cervantes se encuentra en este convento.
El que fuera autor de Don Quijote de la Mancha reposa desde el siglo XVII junto a otros diecisiete cuerpos, trasladados entre 1698 y 1730 desde la iglesia primitiva al convento actual de la calle Amor de Dios de Madrid. La evidencia científica, por tanto, permite determinar que sí hay restos de Cervantes en esta localización, aunque todavía sea pronto para identificar individualmente qué huesos o fragmentos óseos pertenecen realmente al escritor.
Los resultados presentados son tan extraordinarios como complicada ha sido la investigación. Según explicaban en la rueda de prensa, los científicos buscaban tan sólo 8 cuerpos dentro de la cripta de enterramiento y sin embargo, encontraron a más de 300 inhumados. Por este motivo, la tecnología ha sido una herramienta clave para llevar a cabo la búsqueda de Cervantes.
Escanear en tres dimensiones el convento
Además del estudio histórico realizado, que ha permitido identificar las dos iglesias donde reposaron los restos del autor de Las Novelas Ejemplares y su posterior traslado, el equipo arqueológico ha empleado técnicas realmente innovadoras. Por ejemplo, para determinar dónde se localizaban los cuerpos enterrados y qué niveles había en el suelo de la cripta del nuevo convento, emplearon un escáner 3D.
Así pudieron discernir la existencia de tres niveles de enterramiento bajo el suelo. Las dos primeras capas corresponderían a jóvenes y adultos fallecidos entre el siglo XVIII y XIX. Es el tercer nivel el que realmente despierta interés, pues aquí se encuentran los restos correspondientes al siglo XVII.
Cámaras endoscópicas para analizar los nichos
Por tanto, el equipo científico localizó dos zonas de interés: una situada en el suelo con tres niveles de enterramiento y otra en la pared norte del convento. Antes de abrir los nichos de esta pared, los científicos exploraron su interior mediante el uso de cámaras endoscópicas (realizando una perforación previa de 20 mm de diámetro).
No es la primera vez que esta herramienta se emplea en arqueología. Por ejemplo, en la búsqueda del Rey inca Pachacútec en Machu Pichu también se utilizaron estas cámaras.
De este modo, los investigadores pudieron explorar el estado de los huesos y la existencia de materiales que pudieran ser de utilidad. Gracias al uso de estas cámaras, se confirmó que en algunos de los nichos había hasta 13 personas enterradas, según explican en HuffPost.
Los restos de Cervantes, por fin localizados
La zona de mayor interés se encuentra bajo el suelo del convento. Como decíamos antes, es aquí donde se hallaron tres niveles de enterramiento mediante el escáner 3D. ¿Cuáles eran las características de la capa del siglo XVII? Por desgracia, el estado de conservación de los cuerpos es realmente deficiente, encontrándose sólo fragmentos y esquirlas de huesos.
¿Cómo han podido saber a qué siglo pertenecen? Junto a los restos óseos, también se hallaron telas que datan de esta época y maravedíes de Felipe IV, fechados en 1660 y que pudieron estar en circulación durante cuatro décadas. Todo hace pensar que efectivamente, es en esta zona donde se encuentra la tumba de Cervantes.
Los investigadores tratarán a partir de ahora de identificar de manera individual fragmentos o esquirlas que pudieran pertenecer a Cervantes. La tarea, que se realizará mediante el análisis del ADN, es la más compleja de todas.
Realizar el perfil genético de las muestras y compararlo con el de familiares cercanos nos daría la confirmación definitiva de que unos huesos específicos son los de Cervantes. Sin embargo, el mal estado de los fragmentos complica mucho esta actividad. De hecho, esta es la razón por la que no se ha podido observar ningún resto con patología traumática (relacionada con el famoso arcabuzazo que recibió en la mano izquierda en la batalla de Lepanto).
Además, el estudio genético de Cervantes sólo se podría confirmar con el cotejo del ADN de su hermana, enterrada en un osario en Alcalá de Henares. En este segundo casos, los restos de la familiar del escritor tampoco están individualizados, lo que hará todavía más difícil el trabajo. Como explicaba el antropólogo Francisco Etxeberría, «realizar el perfil genético será una tarea prácticamente imposible».
En cualquier caso, la búsqueda de Cervantes ha sido un proyecto científico de gran envergadura. No sólo porque por fin hayamos localizado su tumba, sino también por el empleo de sofisticadas técnicas que han permitido ofrecer luz a uno de los grandes misterios de nuestra historia.
Imágenes | Revista QUO, Agencia SINC, AP Photo/Daniel Ochoa de Olza, James Tourtellotte