La posible eliminación del lector de huellas en el nuevo iPhone sólo dejaría una posibilidad: desbloqueo facial.
Como cada año por estas fechas, no paran de sucederse los rumores y filtraciones sobre las decisiones que Apple podría estar tomando sobre el hipotético iPhone que tradicionalmente se presenta y se lanza al mercado en septiembre. En la edición del décimo aniversario (que no décimo modelo de iPhone), lo más relevante parece ser que Apple seguirá la tendencia de eliminar al máximo los marcos del frontal, lo que en su caso es relativamente complicado porque es en esa parte del terminal donde está situado el botón de inicio que a la ver incluye Touch ID, su lector de huellas.
Mucho se ha hablado sobre la posible nueva localización del lector. La posibilidad más factible era moverlo a la parte trasera, donde muchos de sus competidores lo tienen, véase Huawei, Samsung, LG, etc. El problema es que implica un cambio de filosofía y de comodidad para sus clientes, ya acostumbrados a desbloquear sin tener que levantar o dar la vuelta al terminal. Otras posibilidades más rocambolescas pasan por hacer como Sony, situar el lector en el botón de encendido, pero tendría que cambiar todo el diseño y no siempre se alcanza bien como para que la lectura sea precisa.
Se llega así a la inevitable toma de decisión: lo ideal es que el lector se esconda tras la pantalla, tal y como propone Qualcomm para 2018, pero el problema es que al parecer la producción en masa no está lista y la precisión de la lectura sigue sin ser tan rápida o segura, lo cual supondría un paso atrás. Es a partir de aquí cuando analistas como Ming Chi Kuo o Mark Gurman hablan de la posibilidad de que Apple elimine el lector de huellas como opción para dejar paso al desbloqueo facial.
No se trata de un método nuevo. El desbloqueo facial estado en los terminales Android desde que Google lo implementara en Jelly Beam allá por 2012, pero siempre ha tenido que lidiar con la problemática de no ser un sistema seguro, hasta el punto de ser desbloquearle con fotos incluso de baja resolución. Sin embargo, hay otros métodos más complejos como es el reconocimiento de iris que Samsung inauguró con el Galaxy Note 7 o Windows Hello, que mediante un sensor infrarrojo es capaz de reconocer la cara correctamente incluso sin luz.
Parece que la propuesta de Apple podría ser un mix de estos últimos, pero aportando mucha más información sobre el rostro gracias a un escaneo 3D que siempre requeriría de esa información para no ser engañado, a diferencia de lo ocurrido con los casos mencionados en los que incluso el iris ha sido replicado con una fotografía.
Más allá de la seguridad, que siempre es el factor más importante, está el hecho de la velocidad, pero también el no menos relevante de la conveniencia. Con Touch ID, Apple puso en el botón que se pulsaba a todas horas la posibilidad de identificarnos para tareas como pagar, sin necesidad de mirar la pantalla. De optar por la solución del escáner 3D como único factor biométrico, es difícil no perder velocidad y sobre todo no generar frustración si los requisitos del desbloqueo implican mirar fijamente a un punto, como Samsung reclama.