CRISPR

Las «tijeras moleculares», el gran avance científico de 2015

La revista Science elige a la herramienta CRISPR-Cas9 como el avance científico más importante del año. Su aplicación no ha estado exenta de polémica.

La llegada a Plutón o la investigación contra el ébola son algunos de los grandes avances científicos del año, según la prestigiosa revista Science. El equipo editorial de la publicación elige anualmente los mejores hallazgos en investigación y en 2015, el seleccionado es el sistema CRISPR-Cas9.

Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier descubrieron en el año 2012 una herramienta, también descrita como «bisturí molecular» para editar nuestro genoma, que ha cambiado para siempre la biotecnología y la ingeniería genética. Gracias al sistema CRISPR, podemos modificar el ADN de una forma más precisa, eficaz y segura, por lo que se planteó que podría llegar a cambiar la tecnología.

CRISPR-Cas9

Tres años después, CRISPR-Cas9 ha cumplido lo que prometía. La herramienta, que recuerda a unas «tijeras moleculares», ha servido para curar enfermedades en ratones o desarrollar modelos animales con los que estudiar patologías o evaluar nuevos fármacos.

CRISPR-Cas9 había sido considerado como una de las tecnologías emergentes de 2015. Su descubrimiento fue posible gracias a un proyecto de investigación básica, ya que Doudna y Charpentier estudiaban los mecanismos de defensa que tienen las bacterias ante el posible ataque de los virus. Así fue como hallaron una herramienta que «corta» el ADN de forma eficaz y precisa, pues CRISPR-Cas9 forma parte de los mecanismos de inmunidad adaptativa de los microorganismos.

CRISPR-Cas9

El avance científico de 2015 no ha estado exento de polémica. Este mismo año científicos chinos publicaron que habían modificado genéticamente embriones humanos por primera vez gracias a esta tecnología. Tras la polémica, Jennifer Doudna y Charpentier hicieron un llamamiento a la comunidad investigadora para realizar un debate sosegado sobre las aplicaciones que podría tener CRISPR-Cas9 y la discusión bioética que se generaría.

Esta fue la razón por la que hace solo unas semanas se celebró en Estados Unidos un congreso para reflexionar sobre el impacto de CRISPR-Cas9. Su organización recordó mucho a la famosa conferencia de Asilomar de la década de los setenta, en la que también se analizaron las aplicaciones de las primeras herramientas relacionadas con la ingeniería genética.

El considerado como el avance científico del año tiene aún mucho camino por recorrer para ser una realidad en medicina, más allá de sus buenos resultados en los laboratorios. Pero la consideración de la revista Science sobre CRISPR-Cas9 marca un punto de inflexión de unas «tijeras moleculares» que nos ayudarán a ser más precisos y eficaces a la hora de editar el genoma.

Imágenes | Stuart Caie (Flickr), Roddelgado (Wikimedia)

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