La capacidad de leer la mente se encuentra en un punto de inflexión entre la especulación o un deseo y el potencial beneficio científico. Las preguntas que siempre rondan esto son: ¿Para qué? ¿Interpretaríamos el cerebro para tratar una enfermedad? ¿O queremos saber qué piensa el otro para lograr algo con ello?
En la Universidad de Austin, Texas, un grupo de neurocientíficos llevó a la realidad, en parte, esta posibilidad. A través de resonancias magnéticas e inteligencia artificial GPT, decodificaron lo que algunos voluntarios estaban pensando. Claro que no se logró con exactitud.
¿Qué tanto se ha intentado leer la mente?
El trabajo científico realizado en Texas no es el primero ni el único en su tipo. Desde hace varios años se intenta leer la mente a través de mecanismos diversos. Se probó con resonancias, lectura de ondas cerebrales e interfaces humano-máquina.
De todos modos, hay que distinguir entre la lectura de la mente, como tal, y la interpretación de una intención de movimiento. En 2021, por ejemplo, la Universidad de Stanford logró que una persona comandara un dispositivo de escritura. Lo hizo mediante la mera imaginación sobre cómo escribiría determinadas palabras. En definitiva, midió el pensamiento sobre una acción.
Otro intento, en 2022, probó una neuroprótesis de comunicación en un voluntario con parálisis de las cuerdas vocales. Mientras él deletreaba en su mente las palabras que quería decir, una interfaz las interpretaba y ordenaba.
A todo ello debemos sumar los trabajos que grandes empresas llevan a cabo en campos similares. Basta con recordar las noticias recientes sobre Neuralink y su ya famoso chip cerebral.
¿Cómo funciona el nuevo dispositivo para leer la mente?
Ahora, la Universidad de Texas se ha unido a las investigaciones para leer la mente, pero con una ambición mayor. El Dr. Huth y su equipo han intentado reconstruir el lenguaje a partir del pensamiento, sin necesidad de intervenir en el cerebro mediante dispositivos.
El proceso se valió de la interpretación de imágenes con un escáner cerebral basado en resonancia magnética nuclear. Esto es posible debido a que ciertas palabras, imágenes y pensamientos activan determinadas zonas del cerebro. Como resultado, las zonas activadas pueden ser captadas mediante imágenes de resonancia.
¿Cómo realizaron el experimento?
Los investigadores de Austin tuvieron la colaboración de tres voluntarios. Estas personas escucharon unas 16 horas de pódcast mientras les realizaban resonancias magnéticas.
A partir de las imágenes, se pudieron reconocer patrones. Es decir, ciertas zonas del cerebro se activaban siempre con las mismas palabras. Toda esa información se procesó con inteligencia artificial en un sistema.
Luego, los voluntarios volvieron a las máquinas de resonancia. Y sucedió que, cuando imaginaban algo para decir, el sistema reconstruía ese pensamiento según el patrón de activación cerebral. Para traducir la reconstrucción en palabras se contó con la ayuda de ChatGPT.
Huth y su equipo reconocen que las reconstrucciones no son exactas. Es decir, el sistema no puede leer la mente con precisión. En todo caso, hay una interpretación realizada con elementos básicos, como palabras sueltas.
¿Para qué sería útil leer la mente?
Los intentos por acceder al pensamiento humano no están exentos de críticas. La privacidad mental es una preocupación ética.
Los expertos reconocen que todavía falta mucho para que una tecnología pueda invadir el pensamiento. De hecho, el mismo avance de Huth y colegas no tuvo resultados positivos cuando los voluntarios no colaboraban; es decir, la lectura mental dependía de la aceptación de la persona.
Ahora bien, más allá de las posibles implicaciones del mal uso, hay aplicaciones médicas para estos sistemas. Las personas con problemas neurológicos que afecten a su habla podrían valerse de estos medios para su comunicación. Y hasta sería viable predecir cuándo ocurrirá una convulsión, a partir de la lectura de las conexiones neuronales.
También se especula con que estos avances traigan más comprensión sobre el cerebro. Todo lo que pueda aprenderse sobre su funcionamiento, contribuirá a la prevención de enfermedades neurodegenerativas.
Por ahora, leer la mente es un intento de relativo éxito. Sin embargo, varios expertos creen que será cada vez más viable. Entonces, no está de más comenzar a preguntarse quién y cómo regulará esa realidad. El debate se encuentra recién abierto.
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