A través de un método de impresión 3D de puntos LED, un equipo de investigadores de la Universidad de Washington ha logrado crear unas lentillas con pantalla.
Las gafas inteligentes se han convertido en un gadget más al que ya nos hemos acostumbrado. Ni siquiera hay productos que estén en una fase comercial, al menos en una fase madura, pero la cantidad de noticias referentes a las Google Glass y a otras alternativas ha propiciado que nos familiaricemos con esta tecnología. Sin embargo, hay quien quiere ir un paso más allá. Investigadores de la Universidad de Washington han inventado un sistema para crear lentillas con pantalla.
La idea no es nueva. No en vano en la Universidad de Gante, en Bélgica, llevan tiempo experimentando con la posibilidad de introducir una pantalla LCD en unas lentes de contacto. En este caso se trata de dotar a las lentillas de una pantalla LED. Para esto los investigadores han tenido que sortear una serie de obstáculos, algunos de ellos aún están pendientes de resolverse en el futuro.
El principal reto a la hora de crear unas lentillas con pantalla era la fabricación de cada una de las partes. En la teoría no parece una proeza exclusiva del futuro integrar una pantalla LED dentro del material trasparente que usan las lentes de contacto. Sin embargo, al tratarse de objetos tan pequeños, que además tienen una forma curva y se doblan, la cosa se complica.
Para solventar este problema los investigadores han creado –esto por sí solo es todo un logro– una impresora 3D capaz de producir puntos cuánticos de LED. Lo que sale de la máquina es un LED reducido a su mínima expresión, sin bombilla, sin plástico. Es tan solo como uno de los píxeles de una pantalla OLED. Está formado por una capa emisora (compuesta por puntos cuánticos o nanocristales de ciertos materiales, como seleniuro de cadmio), que se coloca entre otras dos capas, una de ellas aporta electrones y la otra los acepta. El conjunto es ultrafino, flexible y prácticamente transparente.
Los materiales que se encuentran en forma de nanocristales, en la capa emisora, tienen propiedades electrónicas. Por eso la transferencia de electrones entre las otras dos capas propicia que estos nanocristales emitan fotones de luz. El conjunto se puede integrar en una lentilla gracias a una capa adhesiva.
Píxeles activos o pasivos
Ya tenemos la capacidad de proyectar luz. Ahora hay que darle forma de imagen. Los píxeles pueden ser activos, en cuyo caso cada uno de ellos es una fuente de luz que emite fotones al ojo y crea la imagen directamente. El problema con este método es que requiere de un aporte de energía externo, lo que conlleva la instalación de una antena en las lentillas, con el fin de que estas se puedan cargar de forma inalámbrica.
Existe otra forma de proyectar una imagen, con píxeles pasivos. Así se usa menos potencia, pero el proceso es significativamente más complicado de obrar. Cada píxel tiene que aprovechar la luz que proviene del entorno y modificarla a su antojo para crear nuevas imágenes, que se proyectarán a la retina.
A falta de estas cuestiones por resolver, los investigadores han demostrado que se puede imprimir LEDs en 3D con una máquina que cuesta alrededor de 20.000 dólares, un coste no demasiado elevado y que en el futuro podría rebajarse.
Imagen superior: JoaoGabriel
