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Los «supervivientes» de Chernóbil que viajaron al espacio

La cápsula Dragon de Elon Musk viaja al espacio con unos acompañantes muy curiosos en su interior: los hongos que sobrevivieron a Chernóbil.

El lanzamiento de la cápsula Dragon ha hecho que SpaceX, la empresa de Elon Musk, transporte 2,2 toneladas de materiales a la Estación Espacial Internacional. Este hito, en el que la compañía ha reutilizado parte del cohete Falcon 9, muestra un nuevo paso en la colaboración público-privada en este tipo de investigaciones. El envío de esta sonda, además de transportar productos como un secuenciador de ADN, también significa el traslado de un curioso «paquete» hacia la ISS.

Tras enviar microorganismos tan variopintos como líquenes encontrados en la Sierra de Gredos y otros seres vivos de la Antártida y los Alpes, los científicos quieren ahora lograr un desafío mayor. Para ello, según recoge Motherboard, han diseñado un experimento en el que trasladan a unos curiosos y extraños organismos a la Estación Espacial Internacional: los hongos que sobrevivieron a la catástrofe de Chernóbil.

Hace exactamente treinta años, el accidente en la central nuclear de Chernóbil desató todas las alarmas, causando 31 muertes de forma directa, 116.000 evacuaciones, efectos sobre la salud a medio y largo plazo y un auténtico desastre medioambiental en la región. Después de aquel terrible suceso, los primeros organismos capaces de resistir tal cantidad de radiación y crecer sin problemas fueron los hongos, el tipo de seres vivos en los que clasificamos a las levaduras del pan y de la cerveza o a las setas que comemos.

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El objetivo de enviar estos organismos al espacio no es otro que comprender cómo pudieron los hongos sobrevivir a la radiación. De alguna manera, no sólo fueron capaces de resistir dosis mortales para otros seres vivos, sino que se acostumbraron a ella utilizándola para vivir y crecer en las proximidades de la central. Por ello los investigadores envían ahora ocho especies diferentes de hongos a la ISS, con el objetivo de someterlas a las condiciones de microgravedad y comparar su desarrollo con los mismos seres vivos en la Tierra.

Estos organismos extremófilos, capaces de resistir a condiciones realmente extremas como las de Chernóbil, pueden ayudarnos, por ejemplo, a implementar mejoras en la radioterapia contra el cáncer o determinar qué cambios genéticos son necesarios para sobrevivir en ambientes como los de aquella central nuclear. Para ello los llamados «supervivientes de Chernóbil», entre los que se encuentran las apreciadas y codiciadas trufas, son enviados al espacio a bordo de la misión de Musk.

Imágenes | Matti Paavonen (Wikimedia), SpaceX (Wikimedia)

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