Los televisores 4K tienen más sentido cada año que pasa, pero todavía existen argumentos en su contra. Veremos cuáles son los pros y contras de adquirir una pequeña pantalla con esta resolución en 2016.
A la pregunta que dá título a esta entrada, lo primero que podemos responder es: depende. Depende, sobre todo, del presupuesto que estemos dispuestos a emplear, pero ya no es un no rotundo como cuando llegaron al mercado los primero televisores 4K, a mediados de 2012. Volviendo a esa fecha, el lector puede encontrar modelos muy prometedores, pero sobre todo, caros. Cada nuevo salto de resolución, como el, trae, antes o después, otras tecnologías y estándares, por lo que ser un early adopter suele ser contraproducente. Últimamente las cosas han ido cambiando, por lo que resulta interesante repasar qué pros y contras tiene, a día de hoy, la adquisición de modelos con esta resolución.
Por qué apostar por un televisor 4K
En primer lugar, por lo mismo que el primer día. La resolución 4K, que generalmente representa 3840 x 2160 píxeles, ofrece 20 veces el número de píxeles que el DVD y 4 veces el número del Full HD 1080p, el actual estándar de la alta definición. Esto quiere decir, que, si vemos la televisión a una distancia adecuada, el aumento de nitidez que el 4K brinda es plenamente visible. Si bien el cambio no impresionará como en el paso del VHS al DVD o de éste al BluRay, las diferencias están ahí.
Lo bueno es que, a día de hoy, aunque todavía de forma limitada, el catálogo, totalmente desierto en 2012, comienza a estar poblado, con la llegada de los reproductores BluRay 4K y los primero títulos, tanto producidos en esta resolución como remasterizados o escaneados para alcanzarla. En fuentes online, como YouTube, el vídeo en 4K también está ganando mucha popularidad. Aunque los títulos comerciales serán caros de momento, se muestran como el gran valor para adquirir un televisor 4K. Además, los televisores 4K de 2016 soportan estándares que los de años anteriores no aseguraban (algunos modelos sí, y la mayoría no).
El principal es HDR, que probablemente suponga el mayor avance de calidad de imagen en años. Ante la problemática de imágenes claras y oscuras poco visibles, el HDR trae picos de brillo altísimos a los paneles, y equilibra las zonas con más diferencias de rango dinámico de la imagen y las equilibra. Así, por ejemplo, los cielos dejarán de verse quemados en tomas a contraluz, a la vez que se experimentará con mayor naturalizad la luminosidad real del ambiente mostrado. A esto se le suma un espacio de color mucho más grande traído por el estándar rec.2020, y que, frente a las 256 sombras por color del espectro anterior, ahora se pueden apreciar 1024, lo que aporta una profundidad mucho mayor.
Además de todo esto, es buen momento apostar por un televisor 4K porque la gama alta de 2015 integra estas novedades, y con el lanzamiento de las novedades de 2016 presentadas en el CES, experimentarán una bajada de precio considerable que pondrá modelos de gama alta a precios de gama media de 2016. Esto, incluso lejos de situar los televisores en una franja de precios baja, los hace muy interesantes, sobre todo para nuevos compradores. La contrapartida se repasará en el siguiene apartado.
Por qué no apostar por un televisor 4K
La clave en la compra de un televisor, si el cliente no es un entusiasta de la calidad de imagen, será si el modelo se desea porque se necesita o porque apetece adquirir una nueva tecnología. En el caso de que sea una primera adquisición o recambio necesario, adquirir un televisor 4K para muchos años puede ser una buena inversión. El problema es que, si no se dispone de gran presupuesto, hay televisores 4K bastante peores que otros 1080p. El marketing puede jugar una mala pasada. Modelos 1080p de gran calidad como los OLED de LG pueden ser una compra muy superior en calidad general de imagen y, sobre todo, en profundidad de negros. Esperar a que se popularicen, siempre es buena opción, hasta que el Full HD muera y el 4K se convierta en la opción de facto.
El catálogo, por mucho que haya crecido, está, obviamente, a mucha distancia del disponible en BluRay o en DVD, por lo que los contenidos que se verán serán escalados de resolución y a no mayor nitidez que en un televisor que soporte esos formatos de manera nativa. En este sentido, a la TDT en España y en la mayoría de países le faltan años para que lleguen emisiones regulares en 4K, y la mayoría de televisores actuales no soportan los estándares de emisión que aún no han sido aprobados. Esto hará que, como ha ocurrido dos veces recientemente, el público tenga que adquirir decodificadores externos.
Conclusiones
Por el contexto de contenidos, por la llegada de estándares que marcan de verdad la calidad, por la reducción de precios… Sí, 2016 es el año en que adquirir un televisor 4K merece mucho la pena, siempre que la tele esté situada a una distancia correcta. Pero hay que admitir que los que merecen la pena siguen siendo caros, auque antes ni los que eran caros la merecían. Si se desea hacer una buena inversión, es buen momento para apostar por momentos que el año pasado eran de gama alta. Si se desea invertir una cantidad moderada, es mejor ir sobre seguro a modelos 1080p con buen panel y contenidos disponibles casi infinitos. Siempre habrá tiempo de renovar de aquí a 10 años, cuando el 4K esté asentado y el 8K asome.