Un equipo de investigadores encuentra un depósito gigante de minerales raros en Japón que son clave para la fabricación de productos electrónicos.
Los minerales raros son a día de hoy imprescindibles en algunos productos de tecnología masivos o que aspiran a serlo. Estos materiales, que se encuentran escasamente en solo algunas zonas de la Tierra, están presentes en smartphones, pantallas, baterías y coches híbridos y eléctricos.
Están presentes en cantidades muy pequeñas, mínimas en comparación con otros materiales. Pero, por ahora, son necesarios para aumentar el rendimiento de los anteriores productos electrónicos. Por eso, cuando en 2010 China –donde existen los mayores yacimientos explotados de minerales raros– anunció que limitaba en un 40% sus exportaciones de estos materiales, las quejas afloraron. Los precios se dispararon y ante una avalancha de protestas en la Organización Mundial del Comercio, el país asiático dio marcha atrás.
Estos recursos materiales se encuentran escasamente repartidos a lo largo del mundo. Hay varios países que tienen reservas destacables. Se estima que Vietnam y Brasil cuentan con 22 millones de toneladas cada uno, mientras que Rusia tendría 18 millones. Más atrás quedan Sudáfrica, con 8,6 millones, e India, con 6,9 millones. Australia, Groenlandia, Estados Unidos y Malasia también poseen ciertas cantidades. Pero China es sin duda el país que mayores depósitos de minerales raros tiene, doblando a Vietnam y a Brasil.
El panorama global, sin embargo, puede cambiar si atendemos al descubrimiento hecho en territorio japonés. Un equipo de investigadores ha encontrado –sus logros los publicó la revista Scientific Reports– un depósito gigantesco de minerales raros.
Los científicos estiman que habría en él 16 millones de toneladas de este tipo de materiales en óxidos. El lugar se encuentra en el fondo marino, a 6.000 metros de profundidad, cerca de la isla de Minamitori. Este punto del mapa, a 1.800 kilómetros de Tokio, pertenece a la zona económica exclusiva de Japón.
Según los cálculos de los investigadores, este depósito daría para surtir la demanda de itrio para 780 años, la de europio para 620, la de terbio para 420, y la de disprosio para 730. Por el momento, los investigadores están estudiando cómo extraer estos minerales. No será fácil, dada la profundidad a la que se encuentran, pero ya se ha pensado en alguna solución.
La clave es conseguir un método que reduzca el coste de extracción, para que sea rentable abrir el yacimiento. La importancia del descubrimiento es tal que tanto la industria como el ámbito académico y el gobierno japonés están colaborando en la búsqueda de la solución.
Imágenes: Sweet One, vincentvds2
