Según un estudio publicado por *Nature*, nano-robots pueden tener las claves para que la dura quimioterapia pase a ser una segunda opción. Hay que esperar, eso sí, a las pruebas en humanos.
La pronta detección de tumores malignos es uno de los factores más importantes a la hora de combatir los distintos cánceres existentes. El problema es que realizar análisis con mucha frecuencia es, además de muy costoso, poco práctico. Una vez detectados, si ese caso llega a ocurrir, para recuperarse los pacientes deben pasar por un traumático proceso que en muchos casos implica operaciones, y sí o sí suele implicar quimioterapia.
Sin embargo, estamos de enhorabuena, pues tal y como investigadores de la Universidad Estatal de Arizona y el Centro Nacional de Nanociencia y Tecnología de China anunciaron en Nature Biotechnology, han descubierto nano-robots de ADN capaces de detectar y erradicar tumores en tan sólo 48 horas, un tiempo que parece milagroso (como la ciencia en sí) frente a los traumáticos plazos de la quimioterapia. Según los investigadores, la tecnología ha sido probada con éxito en ratones y cerdos.
Con ratones portadores de tumores demuestran que, apuntando con los nano-robots de ADN a los vasos sanguíneos relacionados con el tumor mediante vía intravenosa, producen trombosis intravascular, que, a su vez, genera necrosis tumoral e inhibición del crecimiento. Es decir, los nano-robots estrangulan toda capacidad de alimentación del tumor. Clave en ello es la trombina segregada, una enzima que coagula la sangre y no deja que circule.
Otras investigaciones de este tipo realizadas anteriormente tenían el problema de generar efectos secundarios graves, pero, en esta ocasión, los nano-robots no produjeron problemas en otra parte del cuerpo. Ha sido así gracias el empleo de aptámetros, anticuerpos dirigidos a proteínas específicas que se encuentran en células con tumores, pero no sanas.
Con soluciones y tecnologías como estos nano-robots se demuestra que el cáncer no es invencible, pero que es muy necesario seguir invirtiendo en investigaciones encaminadas a encontrar maneras de acabar con él, como están haciendo en Arizona y en China. Hay que esperar a aplicaciones en seres humanos, pero todo lo mostrado por los equipos en Nature resulta muy prometedor.