Todos hemos fantaseado alguna vez con automóviles que te llevan sin que tú tengas que tocar el volante. Especialmente quienes no tenemos carnet de conducir. Una fantasía que la ciencia ficción ha inmortalizado de muchas maneras en películas como Desafío Total (Total Recall) de 1990 o en Minority Report de 2002. Los vehículos autónomos son algo que no veremos pronto, pero tampoco es algo que esté tan lejos como pueda parecer.
Países como China o Estados Unidos ya permiten la circulación vehículos autónomos como el conocido Tesla estadounidense y modelos chinos de empresas como Baidu, DeepRoute, AutoX o Pony.ai. En Europa somos más cautos, por motivos políticos, empresariales y de seguridad. Pero con todo, estamos incorporando a pasos agigantados diferentes automatismos que acercan los coches actuales a los futuros vehículos autónomos que veremos en décadas.
Pasar del automóvil tradicional de manejo manual a los vehículos autónomos no es una transición sencilla. En realidad, se requieren varias fases o niveles en los que vamos incorporando una gran cantidad de tecnologías. En cada nivel, el conductor va perdiendo protagonismo en favor del propio vehículo, que vigila por nosotros y evita el error humano. El objetivo final es que haya cero posibilidades de que se produzca un accidente. Proteger a conductor, viajeros y transeúntes. Optimizar los desplazamientos. Y, en definitiva, que la circulación de vehículos sea más eficiente y más armónica en entornos poblados.
Los seis niveles de automatización del vehículo autónomo
La propuesta parte de SAE, la Sociedad de Ingenieros de Automoción. Es una organización que pretende aunar y unificar intereses y objetivos de la industria de los automóviles. Gracias a esta organización se han diseñado estándares que la práctica totalidad de marcas integran en sus modelos fabricados. Y entre sus muchas tareas, también han diseñado una hoja de ruta para los vehículos autónomos. Puede que cada fabricante aporte sus propias tecnologías cerradas y exclusivas, pero todas deberían tener unas bases comunes aportadas por SAE.
Los seis niveles propuestos por la Sociedad de Ingenieros de Automoción explican cómo ha sido siempre el automóvil, cómo se está transformando en los últimos años y, finalmente, como será en el futuro. Del vehículo manejado por manos humanas a los vehículos 100% autónomos. Pasando por varias fases o niveles intermedios.
Nivel 0: Sin automatizaciones
La historia de la automoción ha vivido su práctica totalidad en este primer nivel o nivel 0. El automóvil siempre ha sido una máquina compleja que ha evolucionado en el tiempo, pero si hablamos de conducción, toda la responsabilidad recae en el conductor. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX, los ingenieros han ido incorporando nuevas tecnologías que han aportado mejoras y, principalmente, han ayudado a los conductores en su tarea de conducción.
En definitiva, en el nivel 0, el conductor tiene control total del vehículo. Dirección, velocidad, frenado y demás tareas pasan por el ser humano. A lo máximo que llegan las ayudas al conductor es el sistema de frenado de emergencia, que no se considera técnicamente una automatización.
Nivel 1: Asistencia al conductor
El conductor sigue siendo el que manda, pero en el nivel 1 de automatización, los automóviles cuentan con ayudas a la conducción. Ayudas a las que ya estamos acostumbrados a ver. Por ejemplo, el cuadro de mandos con información sobre velocidad y aceleración, el control de crucero para mantener una distancia segura y poco más. Es una fase inicial para llegar a los vehículos autónomos, pero apenas nos estamos acercando.
Nivel 2: Automatización parcial
Este nivel 2 o tercer nivel es el último nivel en el que el ser humano controla el entorno de conducción. A partir de aquí, el concepto de vehículo autónomo se va vislumbrando más a medida que se incorporan tecnologías más avanzadas. En el nivel 2, hay automatizaciones combinadas como la dirección o el control de velocidad. Pero la responsabilidad última sigue recayendo en el conductor.
En el nivel 2 entran en juego los conocidos como sistemas ADAS: Advanced Driver Assistance Systems, Sistemas Avanzados de Asistencia al Conductor. Hoy en día, el parque de vehículos está transicionando hacia estos sistemas. En Europa, las nuevas normativas imponen el uso de estos sistemas para los modelos que se fabrican y venden desde 2022. Y en los siguientes años, poco a poco se irán apartando los vehículos que no cumplan con ello.
En España, por ejemplo, desde el verano de 2022 es obligatorio el uso de detector de somnolencia (DDR), asistente de velocidad inteligente (ISA), alerta de tráfico cruzado (RCTA), caja negra (EDR), alerta de cambio involuntario de carril (LDW), sistema de frenado de emergencia (ESS), inhibidor de arranque con alcoholímetro y alerta de uso del cinturón en todas las plazas. Pero por múltiples motivos, su obligatoriedad práctica se está incorporando poco a poco.
Nivel 3: Automatización condicionada
El cuarto nivel de automatización o nivel 3 es el primero en el que el conductor comparte tareas con el vehículo. En este y en los sucesivos niveles, el sistema de conducción automatizado tiene un papel más importante y releva al conductor en ciertas funciones. Aunque ya hay modelos que se pueden clasificar como nivel 3, podríamos decir que esta fase está más próxima al futuro de la conducción que a nuestro presente actual.
En este nivel 3 podemos hablar de vehículos autónomos hasta cierto punto. El conductor sigue siendo el encargado de manejar el automóvil, pero tareas como la dirección, el control de la velocidad, el frenado o el control del entorno corren a cargo principalmente del propio vehículo. Con todo, el conductor puede intervenir en momentos puntuales, especialmente cuando recibe la advertencia del automóvil.
Sensores, cámaras, escáneres y toda una serie de componentes electrónicos e informáticos se encargan de que el vehículo analice su situación y lo que sucede alrededor para evitar accidentes, choques, atropellos o para ayudar en tareas como no sobrepasar el límite de velocidad o aparcar correctamente. Pero la conducción sigue a cargo del ser humano. Aunque con una responsabilidad menor gracias a las muchas ayudas integradas.
Nivel 4: Alto nivel de automatización
Cuando imaginamos los vehículos autónomos, nos acercamos mucho a este nivel 4 de automatización. En este nivel, el vehículo puede intervenir cuando las cosas van mal. Es decir, que el conductor puede manejar el automóvil pero será relevado de sus funciones si hay un error de funcionamiento o si hay que evitar un accidente. Aunque también se puede activar para viajes cortos o en entornos controlados. Aquí ya podemos hablar de autonomía o de modo automático.
Este nivel de automatización no puede operar completamente hoy en día debido a las limitaciones legislativas y a las imposibilidades técnicas que ofrecen las carreteras actuales. De ahí que solo se pueda desarrollar en entornos específicos a velocidades controladas y mediante tecnología de geofencing o control de la ubicación. Para ir más allá es necesaria la coordinación entre infraestructuras y vehículo. Y esto va más allá del propio automóvil y de los fabricantes de automoción.
Nivel 5: Automatización total
El futuro con el que muchos soñamos cuando hablamos de vehículos autónomos aparece reflejado en las especificaciones que hace la Sociedad de Ingenieros de Automoción para el nivel 5. Como dice su nombre, todo el control recae en el automóvil. O mejor dicho, en sus ordenadores y sistemas integrados. Toda una maquinaria que está gestándose ya pero que todavía tiene margen de mejora. Y que, además, necesitará la ayuda de las infraestructuras adaptadas aunque también puede funcionar mediante geofencing.
En el nivel de automatización total, el vehículo puede conducir todo el tiempo. No importa que llueva o haga viento, que la carretera esté vacía o muy transitada. El conductor como tal pierde ese título, ya que puede realizar otras tareas durante el viaje. Dirección, velocidad, control del entorno, reacción ante peligros o sucesos inesperados… De todo eso se encarga el vehículo autónomo.