El sistema Omniprocessor, apoyado por la Fundación Bill y Melinda Gates, es capaz de sanear aguas residuales y transformarlas en agua potable. Podría cambiar la vida de millones de personas.
El vaso de agua que bebe Bill Gates ha sido transformado gracias a la tecnología. Minutos antes, el contenido presentaba restos de heces y aguas residuales. Tras pasar por el innovador sistema de tratamiento Omniprocessor, el agua era completamente potable. No se trata de reinventar la rueda, sino de aplicar los avances tecnológicos para cambiar la vida de millones de personas.
El problema del agua en el tercer mundo es uno de los desafíos más importantes de muchos habitantes de África, Asia o América Latina. Muchos de ellos recorren a pie kilómetros para obtener algo de agua potable. La purificación de las aguas residuales, por tanto, se convierte en una alternativa muy interesante, que ha sido planteada con otros sistemas como Slingshot.
Bill Gates es consciente de la gravedad del problema, y a través de sus actividades filantrópicas ya ha apoyado otras causas benéficas relacionadas, como la iniciativa de crowdfunding Water.org. Este proyecto pretende cambiar la vida de 4.000 personas en Etiopía, solucionando el problema local de saneamiento del agua. Pero Omniprocessor, también apoyada por la Fundación Bill y Melinda Gates, quiere abordar este complejo reto desde una perspectiva global.
Al menos 2.000 millones de personas en todo el mundo utilizan letrinas que no son drenadas de forma adecuada. La contaminación de las aguas genera, por tanto, un problema realmente grave: no hay agua potable para saciar su sed, y muchas zonas urbanas se convierten así en focos de enfermedades graves, como el cólera o la disentería.
No podríamos, sin embargo, aplicar los sistemas de saneamiento occidentales en las zonas más pobres. Las infraestructuras y los altos costes que requieren hacen imposible que estos avances tan básicos lleguen a los países menos desarrollados. Por eso Bill Gates apuesta por Omniprocessor, un sistema sencillo capaz de ‘limpiar’ aguas residuales y así potabilizarlas.
La tecnología ha sido construida por la empresa Janicki Bioenergy, y los primeros resultados parecen espectaculares. El sistema utiliza una peculiar ‘máquina de vapor’, de forma que el propio Omniprocessor produce energía para su funcionamiento. Es decir, no es sólo capaz de fabricar agua limpia, sino que además logra generar electricidad por sí mismo.
El primer ensayo piloto de Omniprocessor se llevará a cabo en Senegal. De comprobarse su eficacia, este sistema podría tratar a diario las aguas residuales de más de 100.000 personas, produciendo 86.000 litros de agua potable y 250 kW de electricidad.
Sus espectaculares resultados exigen ahora una tarea difícil: saber cómo conectar esta potente máquina con las comunidades locales, monitorizar su funcionamiento y esperar que en el futuro, la innovación pueda solucionar el grave problema del saneamiento de las aguas. Será un ejemplo más de cómo la tecnología puede cambiar la vida de millones de personas.