Los usos comerciales de los drones pueden ser muy variados, desde la entrega de paquetes hasta la monitorización de volcanes, pasando por echar un cable en agricultura.
El origen militar de los drones ha propiciado que estos aparatos voladores se hayan visto en un primer momento como armas, en lugar de dispositivos capaces de servir en el ámbito civil. Pero como ocurre con otros inventos procedentes de la industria armamentística, en este caso también ha cambiado el concepto y los usos comerciales de los drones están emergiendo a medida que la tecnología se abarata.
De momento los experimentos con drones que han realizado algunas empresas, han sido más con fines publicitarios y promocionales que para estimar las posibilidades reales de implantación. Domino’s Pizza convirtió en viral un vídeo en el que mostraba cómo uno de estos aparatos voladores llevaba una pizza a su destino. Amazon también ha generado ruido mediático al revelar sus pruebas para transportar pedidos de esta manera, aunque el CEO de la compañía, Jeff Bezos, reconoció que aún quedarían cinco años para que el programa diera comienzo.
No obstante, los usos comerciales de los drones no se relegan al campo del transporte. La agricultura es uno de los sectores que se podrían beneficiar de estos dispositivos. En algunas zonas de Perú ya se está explorando la posibilidad de emplearlos para monitorizar los cultivos y vigilar que no desarrollen enfermedades. Sin embargo, lo que resulta más llamativo es el uso que se puede hacer en ganadería, pues los drones con cámaras podrían servir para el pastoreo de ovejas, controlando los rebaños.
También existen proyectos enfocados en mejorar la sanidad en áreas aisladas, como la iniciativa que ha puesto en marcha la Universidad de Lund, en Suecia, que ha desarrollado un sistema para llevar medicinas a ciertas zonas de Malawi mediante el aire. Aparte de esta labor, los drones pueden traer de vuelta información sobre el estado de la población en estos lugares, gracias a sensores incorporados que obtendrían datos sobre los biorritmos de posibles pacientes.
Otra de las funciones estrella que se les está asignando a los drones es la exploración. La Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en su sede de los Pirineos, ha llevado a cabo pruebas para identificar y documentar patrimonio arqueológico. Los aparatos podrían también controlar que no se practique el vandalismo en estos emplazamientos, y como de la exploración a la vigilancia sólo hay un paso, los drones son capaces de monitorizar entornos naturales. Esto incluye controlar volcanes, con el fin de conocer cuándo se producirá una erupción, o detectar incendios forestales prematuramente. Prevenir actividades ilegales, como la caza furtiva, es otro de los usos viables.
Ni qué decir tiene que la vigilancia en entornos naturales se puede trasladar a las ciudades. La policía de Liverpool ya está probando drones para labores de vigilancia, mientras que en Alemania los han empezado a utilizar para controlar que no se pinten grafitis en vagones de tren, aunque por el momento sólo como medida disuasoria.
Imagen: unten44