¿Por qué nos gustan los helados?

Los hay de muchos sabores, suelen triunfar los días de calor y pueden alegrarnos un mal día. Efectivamente, hablamos de los helados. Pocas personas se negarían a uno, ya sea de pistacho o de chocolate, pero, ¿por qué nos gustan tanto?

El origen de los helados se desconoce, aunque parece que la primera huella data de hace más de 3.000 años en Oriente, y que de ahí pasó a la India y, por último, a Grecia e Italia, desde donde se difundió al resto de Europa.

Años más tarde, llegó hasta Estados Unidos y, desde entonces, este país se convirtió en el número uno tanto en producción como en consumo. Mientras que los españoles comen una media de 6 litros de helado al año, los americanos superan los 24 litros por cabeza.

Sin embargo, a pesar de las diferencias en cuanto a cantidades de compra, sí es común el gusto por este producto. Más del 80% de la población a nivel mundial lo considera un guilty pleasure. Pero, ¿a qué se debe realmente esta perdición gastronómica?

helados

La ciencia tiene la respuesta

Los expertos afirman que este producto funciona como exorfinas en el sistema nervioso, estas son similares a las endorfinas, pero las obtenemos a través de algunos alimentos. Estas generan una sensación de bienestar en el cerebro y, además, contribuyen a modular el estrés y la ansiedad.

Asimismo, un estudio del Instituto de Psiquiatría de Londres ha confirmado que cuando comemos helado se activan las zonas del cerebro asociadas al placer. Por ello, al sentirnos tan bien al comerlo, nuestro cerebro quiere más y se crea una adicción, que controlada puede ser muy agradable.

Otros estudios se remontan a muchos años atrás, cuando el ser humano era nómada y comía lo que cazaba o recolectaba. En esa etapa de la historia, los humanos asociaban los alimentos más dulces a gran ingesta calórica y fuente de energía, lo que significaba mayor probabilidad de supervivencia.

helado

Así, cuando ahora consumimos productos dulces, se activan las vías del cerebro relacionadas con la recompensa y el refuerzo. Lo que explicaría por qué las personas con ansiedad sienten cierto confort al comer helado.

Además, los helados industriales suelen llevar bastante grasa y azúcar y cuando estos dos se mezclan en el equilibrio químico perfecto nuestro cerebro lo traduce en felicidad. Y no, no es producto de nuestra imaginación.

Opciones de helado más saludables

Por suerte, las marcas cada vez están produciendo helados más sanos, con menos componentes químicos y más productos naturales. Porque, como afirman algunos médicos nutricionistas, como Magda Carlas: “Es un capricho que alimenta, lo importante es tomarlo de calidad, en dosis moderadas, mejor si es artesano”.

helados caseros

Así, la mejor opción es hacerlo nosotros mismos. Es mucho más fácil de lo que imaginas, te dejamos algunos ejemplos:

– Helado de yogur y cerezas: batimos 2 yogures naturales hasta que queden con textura cremosa y, después, incorporamos las cerezas cortadas y deshuesadas. Mezclamos en un tupper y lo metemos en el congelador. Para que quede perfecto, lo sacaremos y removeremos cada 30 minutos durante 2 horas. ¡Y listo!

– Helado de Nutella casera: metemos en una batidora 200g de avellanas, 3 cucharadas de cacao en polvo desgrasado y según vamos batiendo incorporamos poco a poco un chorrito de leche. Esperamos hasta que quede cremoso. Después, incorporamos 100g de queso batido y al congelador. Lo iremos sacando cada media hora para removerlo y que quede con una textura ideal.

– Helado de mango: mezclamos la pulpa de un mango grande con 100ml de leche y 150ml de yogurt griego. Y llevamos al congelador. Para obtener una buena textura lo removemos cada 45 minutos durante 3 ó 4 horas.

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