En los medios constatamos cada vez más el aumento de enfermedades graves como el cáncer o la demencia.
Es preocupante, desde luego, pero ¿sabías que una de cada cuatro personas en el mundo se verá afectada por algún trastorno mental o neurológico a lo largo de su vida? ¿O que 450 millones de personas padecen de problemas de este tipo? Probablemente no.
Pero supongo que estas estadísticas te parecerán bastante alarmantes. Y la cosa no acaba ahí. La estigmatización y la discriminación contra trastornos mentales como la ansiedad o la depresión provocan que muchas personas no reciban el apoyo que necesitan para mejorar sus vidas. De acuerdo con la Organización Mundial para la Salud (OMS), aproximadamente dos de cada tres personas con un problema mental diagnosticado no piden ayuda a su médico.
La tecnología tiene el potencial y la capacidad para cambiar las vidas de quienes deben luchar con problemas mentales.
Esto deja en una situación complicada a las personas que necesitan ayuda desesperadamente. No obstante, ¿no podrían suponer los avances tecnológicos y en innovación una oportunidad de cambiar sus vidas y, claro, su lucha? Veámoslo.
La app que trata de prevenir el suicidio
A menudo, quienes luchan con problemas mentales se encuentran en el fondo de un túnel y acaban por tener pensamientos suicidas. Investigaciones de la OMS han calculado que hay más de 800.000 personas que se quitan la vida cada año.
La app Stay Alive («sigue viviendo») pretende lograr justamente lo que su nombre indica. Desarrollada en el Reino Unido, da apoyo y orientación a personas que han pensado en suicidarse o que conocen a personas en ese trance.
La app, disponible para Android e iOS, ofrece acceso a las líneas de ayuda pertinentes; un plan de seguridad para evitar el suicidio; posibilidad de cargar imágenes que les recuerden por qué necesitan seguir viviendo; y consejos sobre cómo se puede convencer a alguien de que renuncie al suicidio.
Una app para el smartwatch para personas con TEPT
Es muy común que personas que han experimentado acontecimientos traumáticos, como veteranos de guerra, desarrollen trastornos de estrés postraumático (TEPT). Quienes reciben este diagnóstico normalmente reviven su trauma en forma de pesadillas o flashbacks, y en consecuencia pueden sentirse aislados.
El estudiante Tyler J. Skluzacek, hijo de un veterano de Irak, ha desarrollado una app para el smartwatch Pebble que puede ayudar a personas con TEPT a superar la enfermedad. MyBivy busca las causas de las crisis nocturnas. Cuando detecta cambios en el ritmo cardíaco y movimientos, saca al usuario de la fase de sueño profundo.
En el momento de escribir estas líneas, la app está en Kickstarter y, a falta de 18 horas, ha obtenido ya 25.560 dólares, cuando el objetivo eran 1194 dólares.
Un implante sin hilos en el cerebro para tratar la depresión
La depresión es, de largo, el problema de salud mental más conocido y la principal causa de discapacidad, y se calcula que la sufren 350 millones de personas en todo el mundo. De modo que existe una demanda obvia de un tratamiento eficaz, y los implantes cerebrales pueden ser útiles.
Hace décadas que los médicos los utilizan para enfermedades como el Parkinson, y pronto podrían ampliar su ámbito a trastornos mentales como la depresión. Los investigadores del Massachusetts General Hospital han investigado los DBS (implantes de estimulación cerebral profunda) inteligentes en el marco de un contrato de 30 millones de dólares con la DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa).
Una de cada cuatro personas en el mundo se verá afectada por algún trastorno mental o neurológico a lo largo de su vida.
De acuerdo con los investigadores del hospital, los implantes pueden monitorizar la actividad neuronal y estimular el cerebro con impulsos eléctricos cuando se detecten patrones inusuales. Esto permite a los médicos saber más sobre la depresión y erradicar los síntomas.
Desde que presentó el proyecto, hace un año, el hospital ha desarrollado hasta ahora un prototipo sencillo. Es un dispositivo de tipo radial que pesa unos 50 gramos y que contiene un microprocesador y una batería recargable. Además, posee cinco satélites con electrodos individuales, que monitorizan un área específica del cerebro.
Los ejemplos de este artículo están lejos de ser exhaustivos, pero demuestran sin duda que la tecnología tiene el potencial y la capacidad para cambiar las vidas de quienes deben luchar con problemas mentales. Y desde luego, conforme aumente el número de diagnósticos, aumentará también la necesidad de tratamientos eficaces. De modo que, si la tecnología está ahí, ¿por qué no aprovecharla?