Aunque el ser humano puebla gran parte del planeta Tierra, todavía hay rincones en los que cuesta encontrar vida humana. O animal. Por un lado, hay megaciudades que albergan millones de personas, como Shanghai, Delhi, Lagos, Estambul, Tokio, Moscú o Sao Paulo. Luego encontramos curiosidades como Tristán de Acuña, el lugar habitado más remoto de la Tierra. Y si hablamos de lugares remotos, destaca el polo de inaccesibilidad del Pacífico, popularmente conocido por el nombre de Punto Nemo. Y por su situación en el mapa, es el sitio ideal para hacer de cementerio espacial para objetos espaciales sin rumbo o incontrolables.
Se suele decir que el 71% de la superficie de la Tierra esta cubierta por agua. Así que cuando en la ficción, una nave espacial o un satélite caen en una ciudad importante o en el patio trasero de un pobre agricultor, esa situación resulta muy fortuita. Lo normal que es cayera en el mar. Pero no es la primera vez que alguien ve caer un meteorito cerca de donde vive. Las excepciones se suceden también. El caso es que la actividad espacial no es una ciencia perfecta. Pese a las muchas revisiones y protocolos, siempre existe la posibilidad de que algo salga mal. Así que en esos casos en los que no es posible recuperar un satélite, una nave o cualquier objeto espacial creado por el ser humano, existe un lugar del planeta donde el daño causado será mínimo.
El motivo es que el Punto Nemo es el rincón de la Tierra más remoto. Fue bautizado así para facilitar su mención, y en honor al famoso e intrépido marino creado por el escritor francés Julio Verne. Polo oceánico de inaccesibilidad resulta más largo y difícil de pronunciar. Y haciendo honor a su nombre, se trata de un punto de difícil acceso. Solo hay agua. Las islas más cercanas están a más de 1.600 kilómetros de distancia. Por lo que de caer algo allí, es prácticamente imposible que se produjeran daños materiales o humanos.
Dónde está el Punto Nemo
El Punto Nemo está situado en el océano Pacífico, en el hemisferio sur. A más de 2.700 kilómetros de la Antártida. Es todo agua. Y las tierras emergidas más cercanas están a centenares de kilómetros de distancia. Los puntos terrestres más cercanos al Punto Nemo son, al norte, la isla Ducie, que forma parte de las islas Pitcairn. Al noreste, el islote Motu Nui, que forma parte del archipiélago de la isla de Pascua. Por el sur, la isla Maher, ya en la Antártida. Al oeste, la isla Chatham. Y al este, el archipiélago Campana, al sur de Chile.
No solo eso. Las rutas marinas y áreas están también muy alejadas. A 400 kilómetros de distancia de ese punto. Tan remoto es que se dice que los seres humanos más cercanos al Punto Nemo son los astronautas que viajan en la Estación Espacial Internacional. Eso sí. Cuando la estación sobrevuela esa zona. Con todo, la ISS orbita la Tierra a más de 400 kilómetros de altura.
Tal es su situación privilegiada que no fue identificada como tal hasta 1992 por el ingeniero de topografía croata-canadiense Hrvoje Lukatela. Y necesitó la tecnología para calcular correctamente las coordenadas. En concreto, un programa de ordenador especializado en esa tarea. Y en 2022 realizó un nuevo cálculo apoyándose en los datos de Google Maps y OpenStreetMap.
Otra curiosidad es que no se trata del único polo de inaccesibilidad. Los más conocidos son el polo norte de inaccesibilidad. Conocido por todos como polo ártico. Y su contrario, el polo sur de inaccesibilidad, situado en el continente antártico. Pero ambos están formados en su mayoría por hielo. El Punto Nemo, en cambio, cumple con las características de inaccesibilidad. Además, es todo agua.
Por qué es un cementerio espacial
Al decir que el Punto Nemo es un cementerio espacial, cualquiera podría relacionarlo con el tristemente famoso triángulo de las Bermudas. Pero nada más lejos de la realidad. Que se haya convertido en el lugar de caída o amerizaje de satélites y otros objetos espaciales creados por el ser humano se debe, precisamente, a su ubicación geográfica, tan alejada de la vida humana. Y como vimos antes, también está alejado de rutas marítimas y aéreas, por lo que es prácticamente imposible que un satélite o nave colisionen contra un barco o un avión en su reentrada a la Tierra. En definitiva, es el punto más seguro en el que un objeto espacial podría caer si no es posible aterrizarlo o amerizarlo de forma controlada.
Agencias espaciales como la rusa Roscosmos, la europea ESA o la japonesa JAXA han usado el Punto Nemo en varias ocasiones. Hay identificados un centenar de objetos espaciales como fragmentos de satélites o restos de la estación espacial Mir. Que se estrelló de manera más o menos controlada en 2001. Y si nada lo remedia, en 2031, la Estación Espacial Internacional (ISS) también acabará sus últimos días en el Punto Nemo. Tal y como informó la NASA estadounidense en 2022.
La vida presente en el Punto Nemo
Aunque no hay vida humana a kilómetros de distancia del Punto Nemo, ¿qué ocurre con la flora y fauna marina? Está claro que convertir una zona del planeta en un vertedero con restos espaciales no es algo de lo que debamos enorgullecernos como especie. Pero es la alternativa más segura, por el momento. Por suerte, no es algo que se haga constantemente, ya que desde hace años, empresas privadas y agencias aeroespaciales están desarrollando cohetes capaces de despegar y aterrizar. Lo que los hace más eficientes y nnibles. Así que en el futuro, estas naves deberían ser capaces de rescatar satélites en desuso en vez de lanzarlos contra la atmósfera para desintegrarlos o enviarlos al Punto Nemo.
Otra buena noticia es que la naturaleza sabe adaptarse a los cambios. Así que alrededor de los vertidos y restos espaciales, la fauna y la flora se desarrolla de la misma manera que ocurre con restos de naufragios. Colonizando esos espacios para su propio beneficio. Con todo, los oceanógrafos apuntan a que las condiciones que se dan en el polo de inaccesibilidad del Pacífico no ayuda a que haya diversidad de especies. Está dentro de lo que se conoce como Giro del Pacífico Sur, una corriente giratoria de grandes dimensiones situada entre Sudamérica y Australia. Esta corriente impide la entrada de aguas ricas en nutrientes, por lo que la vida en el Punto Nemo es complicada también para las especies animales.
Por si esto no fuera suficiente, el Punto Nemo está cerca del extremo sur de la Dorsal del Pacífico Oriental. Una zona volcánica submarina caracterizada por respiraderos hidrotermales que expulsan agua caliente y minerales. Un ambiente extremo donde solo sobreviven bacterias extremófilas y poco más.