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¿Qué es «slacktivismo»?

Quizás nunca hayas oído el término "slacktivismo", una palabra usada para describir al activismo a través de redes sociales y con acciones mínimas.

En muchas formas, la globalización nos permite hacer cosas que eran inimaginables hace hace 100 años. Podemos romper fronteras haciendo una videollamada para mirar cara a cara a una persona que esté a miles de kilómetros de distancia, podemos conectar con amigos y familiares a los que no vemos desde hace años, y podemos mandar un mensaje en menos de un segundo para comunicarnos lo más rápido posible con otras personas. Todo gracias a que estamos conectados a la red todos los días, durante todo el año.

Pero, en muchos casos, este sentimiento de hiperconexión es artificial, ¿qué tan conectados a otros podemos estar realmente detrás de un móvil o un ordenador?

Muchas personas aprovechan esas pantallas como un escudo protector para expresar todas sus opiniones sin miedo a que sean mal recibidas, o a un enfrentamiento más directo,  sustituyendo  en algunos casos interacciones sociales donde es necesario tener una posición más física, como en el activismo.

video conferencia

En el pasado el activismo hacia que las personas salieran de su casa, marcharan, protestaran, hablaran e hicieran peticiones físicas para hacerse escuchar cuando una causa les parecía importante. Ahora, las redes sociales permiten que una persona haga un clic o comparta contenido sobre algo que le parece importante, y que dos segundos luego continúe con su vida y se vaya a revisar Facebook.

¿Qué es “slacktivismo”?

«Slacktivismo» es un neologismo de dos palabras en ingles: “slack“, que significa “holgazán”, y “activism“, que se traduce como “activismo”. La palabra se ha creado para describir el acto de mostrar apoyo a una causa en redes sociales, pero que no suele tener ninguna repercusión real, más allá de ser beneficioso para el ego de la persona que está participando. El acto requiere un esfuerzo mínimo, y por eso es que la primera parte del término lleva la palabra “holgazán”.

Los mejores ejemplos de slacktivismo son firmar peticiones en línea, unirse a una comunidad creada por una organización pero no contribuir de ninguna manera en ella, compartir mensajes sobre una causa en redes sociales, o cambiar el avatar por alguno que apoye cierta idea.

También existe el “clictivismo”

Existe otro término llama “clictivismo”, que se usa casi siempre para describir activistas que quieres organizar protestas a través de las redes sociales. Con el “clictivismo” las organizaciones pueden cuantificar su éxito viendo cuántas personas han hecho clic en una petición o cualquier otro llamado de acción. Esto es diferente al “slacktivismo” porque lo que hace es reemplazar otros medios usados anteriormente (llamadas telefónicas, de boca en boca, panfletos, etc.) para hacer que las personas se unan a una causa para hacer una protesta, cualquiera que esta sea,  de cuerpo presente.

Aunque parece que el “clictivismo” aprovecha de mejor manera el uso de las redes sociales, también ha sido criticado porque parece ser un fenómeno que se parece demasiado a las campañas de publicidad, donde se toman estadísticas de cuántos clics han habido.

Cuando el “slacktivismo” es un fracaso

Kony 2012 es el mejor ejemplo de “slacktivismo” fracasado. Cuando un vídeo de alrededor de 30 minutos donde se mostraba a Joseph Kony (un hombre muy peligroso que, supuestamente, había secuestrado a más de 60.000 niños, convirtiendo a los varones en soldados y a las niñas en esclavas sexuales) se hizo viral y fue visto más de 100 millones de veces en menos de seis días, muchas personas fueron conscientes de la situación, pero la única acción que parecía que tomaban, era compartir el vídeo en los perfiles de sus redes sociales, y no ofreciendo tiempo como voluntarios o donando dinero.

Si se usa correctamente, el “slacktivismo” puede ser un éxito

Sí hay casos en los que el “slacktivismo” ha sido todo un éxito. Uno de los más recientes fue el #IceBucketChallenge, donde tanto personas normales como celebridades  en todo el mundo, grabaron vídeos de ellos mismos echándose agua helada encima para crear consciencia sobre la esclerosis lateral amiotrófica. Aunque muchos pensaban que la campaña era una gran perdida de tiempo, la llamada a acción fue usada correctamente, porque la persona empapada decía al final del vídeo dónde se podía ir a donar. Los resultados fueron excelentes porque al final se recogieron 100 millones de dólares para la investigación de esta enfermedad.

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