Todos tenemos una existencia moral y física que nos hace actuar de una determinada manera. ¿Qué modelos de conducta seguimos para cumplir con nuestros valores? Los de personas que creemos que están por encima de la propia humanidad, los llamados "héroes". Bien sea un deportista, un cantante o un dios mitológico. Esto es lo que conocemos como fenómeno fan.
En los orígenes del fenómeno fan las figuras de idolatría estaban relacionadas con la religión o la vida no terrestre. Actualmente, los mass media han conseguido desarrollar una construcción ideológica del deporte como nuevo objeto a idolatrar.
Orígenes del fenómeno fan
La admiración fanática hacia una persona se entiende como la visualización en otra persona de los valores y atributos que se desean para sí misma. El concepto tiene su raíz histórica en la aristocracia. Esta parte de la sociedad era admirada por la capacidad de realizar actividades memorables. Así, se establecían como modelos de conducta social.
Aunque no fue hasta el siglo XIX cuando empezó a conocerse como fenómeno fan, gracias al cine, que potenció la figura del ídolo. Años más tarde, el concepto se instauró en la industria del deporte y de la música, donde el éxito fue, incluso, mayor. Ejemplo de ello fue el grupo de música The Beatles, pues antes de su aparición ningún otro grupo europeo había logrado una acogida mediática y humana de tal nivel.
¿Qué es realmente ser un “fan”?
Históricamente, se ha concebido a las personas fanáticas desde una perspectiva religiosa. Pero con el paso del tiempo esto se ha extendido hasta la vida cotidiana. Podríamos definir “fan” como aquel que adopta una conducta basada en la construcción cognitiva y emotiva sobre un aspecto concreto, ya sea real o imaginario, y que defiende de manera irracional.
En ocasiones, esta defensa a ultranza conlleva a que el fanatismo desemboque en odio hacia el otro que no cree o sigue lo mismo que el fanático. Esto se ve de manera muy clara en el deporte, donde los seguidores de un club deportivo son capaces de honrar al equipo e, incluso, sacrificarse por él.
El deporte como nueva religión
“El deporte parece haberse originado en la religión, y durante mucho tiempo ha seguido manteniendo un carácter religioso, quizá por el trasfondo común de que la religión, como el deporte, es algo esencialmente social; pertenece a los individuos y en su colectividad encuentra su razón de ser”, afirmaban Cachán Cruz y Fernández Álvarez en su estudio ‘Deporte o religión: un análisis antropológico del fútbol como fenómeno religioso’.
El deporte puede ser ilusión, superación y esfuerzo. Pero también puede ser egocentrismo y radicalismo. Ser fan es rendir culto a algo o a alguien. Y, aunque lleguemos a ese extremo, lo ideal es hacerlo siempre desde el respeto. Porque en nuestro ADN no se determina el fanatismo sin respeto, pues eso es algo que hay que trabajar. Y, tú, ¿de qué eres fan?