Los implantes robóticos tienen un funcionamiento enormemente complejo, pues todo tiene que operar de forma precisa. Esta pierna biónica trata de enmendarlo.
El ámbito de los miembros artificiales se ha desarrollado intensamente en los últimos años. Los brazos y piernas robóticas aún son objetos con un precio muy alto , pero poco a poco se abaratan. Los componentes tecnológicos que los forman reducen su precio y las técnicas de conectividad mejoran.
Los récords que marcaron hitos unos años atrás –como subir un rascacielos de 103 plantas con una pierna biónica– son ahora objetivos cada vez más realizables. En ello influyen muchos factores. La complejidad de una pierna biónica es enorme. Por eso el trabajo salido del Bionic Engineering Lab de la Universidad de Utath se ha centrado en otra aproximación.
Allí han creado otro tipo de pierna biónica que funciona con inteligencia artificial. Para entender qué supone este nuevo dispositivo hay que conocer l os diferentes tipos de prótesis que hay. La más básica es un miembro de tipo pasivo. En este caso se trata sobre todo de una restauración estética acompañada de funciones estructurales. Para una pierna, por ejemplo, cumplirá con la tarea de apoyar el peso.
En un segundo nivel están las prótesis con componentes electrónicos. Con ellas se gana alguna movilidad. Y, en el último nivel, estarían los miembros robóticos. Estos normalmente se conectan con tus músculos para actuar en coordinación con ellos. A través de sensores, incluso puede que manualmente, se le dan órdenes al miembro biónico.
Miembros artificiales cada vez más sofisticados
Sin embargo, en el Bionic Engineering Lab de la Universidad de Utath se ha optado por otra aproximación para crear una pierna robótica. Su propuesta es un miembro autónomo, es decir, que se guíe por inteligencia artificial.
Lo primero que han hecho ha sido modificar el peso para que el miembro sea más ligero. Pesa, en realidad, alrededor de la mitad que otras piernas robóticas. Lo siguiente ha sido dotarlo de una inteligencia artificial que le permita predecir qué movimientos hará su usuario. De esta forma se puede anticipar a ellos y adaptarse.
Evidentemente esto requiere de entrenamiento. Los investigadores trabajan con Alec McMorris, que sufrió la apuntación de una de sus piernas tras un accidente y necesita un implante. La idea es que con el uso, el sistema se acostumbre a predecir los movimientos y adaptarse. Para ello necesitará también la ayuda de los científicos, que hacen las correcciones pertinentes.
Imágenes: Universidad de Utath