Ramón Verea

Ramón Verea, el gallego que inventó la calculadora moderna

El periodista Ramón Verea fue el primero en inventar una calculadora que multiplicaba directamente.

Ramón Verea trabajó de periodista, de profesor, publicó libros, ensayos y también sacó tiempo para la ingeniería. Inventó la primera calculadora capaz de realizar multiplicaciones directas, un salto cualitativo respecto a las máquinas anteriores, pues estas se basaban en vueltas de manivela para hacer las operaciones, una suma cada vuelta. El gobierno estadounidense le reconoció la patente en 1878. Por aquel entonces este gallego originario de la parroquia de Curantes, en Pontevedra, había pasado por Cuba, Puerto Rico y ahora vivía en Nueva York.

El pueblo donde Ramón Verea nació contaba con menos de medio millar de habitantes. Sus estudios comenzaron de la mano de su tío, sacerdote, y continuaron en el seminario diocesano de Santiago de Compostela. Su educación se vio interrumpida rozando la veintena y viajó a Cuba para trabajar de maestro.

En la isla publicaría dos libros, empezaría a trabajar de periodista y aprendería inglés. Pero también inventó una máquina para plegar periódicos. Y fue con este invento bajo el brazo con el que se fue a Nueva York. No tardó mucho en venderlo en una ciudad que en aquel momento bullía de progreso y modernidad. Este es el pistoletazo a una nueva vida, en la que trabajará como traductor, pero también como empresario. Llegó a fundar una imprenta y más tarde empezaría a editar su propia revista, llamada ‘El progreso’.

Ramón Verea

La primera calculadora moderna

Entre medias Ramón empezó a formarse en mecánica e ingeniería, un ámbito que le había entusiasmado desde pequeño. Lo hacía más como hobby que con objetivos profesionales, pero lo cierto es que trabajó durante un tiempo en una máquina capaz de calcular de forma ágil.

En aquella época ya existían calculadoras, máquinas con rudimentarios sistemas mecánicos que habían aparecido en la década de 1820. Pero estas solo permitían un único tipo de operación. Para hacer una multiplicación había que sumar desgranarla en sumas, de tal manera que 35×42 se obtendría colocando la máquina en el número 350 y accionando la manivela cuatro veces (lo que equivale a 35x10x4 ó 35×40). Después se colocaría 35 en la máquina y se accionaría dos veces la manivela (35×2), sumándose el resultado de las dos operaciones (35×40+35×2, que es lo mismo que 35×42).

El concepto que inventó Ramón Verea iba un paso más allá. En 1978 su Verea Direct Multiplier salió a la luz. Se presentó en la Exposición Mundial de Inventos de Cuba, donde fue premiada, y poco más tarde el español obtenía la patente correspondiente por su invento. La suya era la primera calculadora que podía multiplicar directamente, sin necesidad de compartimentar las operaciones en sumas. También se trataba de la primera máquina que podía llevar a cabo las cuatro operaciones aritméticas básicas (suma, resta, multiplicación y división).

ramón verea

Su potencia era tal que podía resolver la operación 698.543.721 x 807.689 en 20 segundos. Sin embargo, Ramón no sacó provecho comercial a su invento pese a las ofertas que tuvo para venderlo. Él mismo llegó a afirmar que solo había creado la calculadora para demostrar que un español también podía inventar y no solo hacer actividades intelectuales.

Su oposición a la política de Estados Unidos en Latinoamérica le valió el exilio en 1895. Ramón Verea pasó por Guatemala antes de trasladarse a Buenos Aires. En este periodo publica textos contra la leyenda negra de España, avivada por las rotativas de Hearst y Pulitzer, que echaban humo en medio de la Guerra de la Independencia Cubana. Mantendrá su actividad periodística hasta el final. A solas y sin lujos acudió a su cita con la muerte en 1899, poco antes de que comenzara el siglo de los ordenadores.

Imágenes: Andy P, Wikimedia y US Patent and Trademark Office

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