La empresa de robótica Stanley Robotics lanzará este verano un sistema de aparcamiento automatizado mediante robots en el aeropuerto de Gatwick.
El próximo agosto, el aeropuerto británico de Gatwick pondrá en marcha un nuevo sistema de aparcamiento. El sistema permite a los viajeros dejar su vehículo en una zona designada, donde un robot reservado por una app, los recoge y aparca adecuadamente.
El robot eléctrico desliza una máquina elevadora por debajo del vehículo que, utilizando un GPS, traslada el coche hasta una plaza de aparcamiento, sin la necesidad de encender el coche o disponer de las llaves.
Los droides autónomos se han bautizado como Stan, en honor al robot de las película Wall-E de Pixar (2008). Disponen de un sistema que escanea el tamaño y forma del vehículo para asegurar que la plataforma elevadora se adapta al coche y lo transporta de forma segura.
Al no ser necesario un conductor que los aparque, los coches pueden colocarse mucho más juntos, salvando espacio. La app conecta el vehículo con el número de vuelo del pasajero, por lo que el coche estará listo a la vuelta en el mismo sitio.
El experimento durará 3 meses y será puesto en marcha por la empresa francesa Stanley Robotics. Se instalará en la terminal sur, en el parking de larga estancia, donde 170 farolas se eliminarán creando espacio para 270 plazas de aparcamiento. El suelo será remodelado para colocar un material más accesible para los robots.
Otro ciudades como París, Lyon y Düsseldorf han lanzado sistemas similares de aparcamiento que facilitan el tráfico en lugares tan transitados como son los aeropuertos.
Stéphane Evanno, uno de los fundadores de la empresa afirmó que el feedback de los usuarios ha sido abrumadoramente bueno. Los robots Stan fueron probados durante 5 meses en el aeropuerto de Charles de Gaulle el año pasado.
El dispositivo de aparcamiento operó perfectamente, incluso los pasajeros no se dieron cuenta que los coches estaban siendo aparcados por droides:no entendían por qué sus coches no iban a quedarse en el amplio espacio en el que los aparcaban, cuando estaba correctamente estacionado, pero se sorprendían de que el coche estuviera en otra posición a la hora de recogerlo.