La primera base aérea para enviar medicamentos con drones se establecerá en Ruanda.
El envío de medicamentos con drones lleva tiempo rondando las mentes más inquietas de esta naciente industria. Especialmente en países del Tercer Mundo, donde las infraestructuras suelen ser deficitarias y hay núcleos de población que viven en relativo aislamiento de los grandes centros urbanos, estos aparatos voladores podrían servir para proporcionar un servicio tan básico como es la provisión de medicinas. Ha habido proyectos a pequeña escala para llevar a cabo una actividad de este tipo, sin embargo, la iniciativa que se ha puesto en marcha en Ruanda sobrepasa todo lo anterior.
Ruanda ha sido escogida para albergar lo que será el primero puerto para enviar medicamentos con drones. Se tratará de una prueba a gran escala, pero con la voluntad de que las operaciones sean plenamente funcionales. Nada que ver, por tanto, con proyectos como el de la Lund University de Suecia, en Malawi, también destinado a difundir cuidados médicos a distancia.
La prueba de Ruanda no es tampoco la misma que la que tuvo lugar en Estados Unidos este año, donde la Federal Aviation Administration autorizó a enviar medicamentos con drones por primera vez este año. Y es que este envío a una zona rural no se puede comparar con los que se pueden efectuar en Ruanda, donde los asentamientos aislados son muchas más.
El proyecto comenzará el próximo año a partir de la construcción de tres bases o puertos para drones, que se completarán en 2020. Los dispositivos que salgan desde este complejo podrán cubrir casi la mitad de Ruanda. Una de las propuestas para la edificación de las instalaciones proviene del popular arquitecto Norman Foster y prevé la puesta en funcionamiento de drones de tres metros de envergadura, que podrán llevar cargas de hasta 10 kilos. En el futuro se espera incluso que la capacidad de carga llegue hasta los 100 kg.
El gobierno de Ruanda ha impulsado las comunicaciones móviles e Internet, pero el país cuenta con ciertas desventajas para desplegar infraestructuras. La principal de ellas la deja patente su sobrenombre, ‘la tierra de las mil colinas’.
La orografía es difícil de salvar y de ahí que en Ruanda, como en otros países de África, la tecnología se haya saltado un paso. De no tener líneas de teléfono se ha pasado a tener teléfonos móviles, cuya conectividad no requiere el uso tan intensivo de cableado. Hay quien dice que los drones podrían ser el equivalente a los móviles en lo que se refiere a las infraestructuras de transporte. Si no hay dinero para carreteras o vías de tren puede que sí lo haya para unos cuantos dispositivos voladores, más versátiles y que a la postre salen más baratos.
Imágenes: succo y Voyages Lambert